El escalofriante informe del perito judicial por el abuso y asesinato de la niña de tres años

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Están acostumbrados a lidiar con la muerte. Son especialistas en hacer que los “cuerpos hablen”. Y aunque parezca imposible de llevar adelante, es de suma importancia para que el caso de un asesinato, por ejemplo, no quede impune.

Uno de esos profesionales judiciales reflejó en el expediente de la niña de tres años abusada y asesinada en Florencio Varela los detalles macabros del crimen escalofriante, que eriza la piel y que hiela la sangre.

Fuentes judiciales informaron que los resultados de la autopsia establecieron que la niña fue violada vía anal y vaginal y que, para ocultar el abuso, fue golpeada en todo el cuerpo, tras lo cual agonizó durante una hora hasta que murió.

Además, tras el homicidio, la pareja utilizó una manguera para limpiar el cadáver y tratar de quitar la sangre que emanó del cuerpo por los golpes que le propinaron.

«La menor sufrió una muerte multicausal ya que sufrió un desprendimiento de la vagina que le causó una hemorragia, fue estrangulada con una cuerda o cordón de zapatilla que le comprimió la tráquea y sufrió un fuerte traumatismo de cráneo», detalló un vocero judicial, quien agregó: «Hacía como veinte años que no veía algo tan espantoso».

La misma fuente contó que el padrastro parecía «arrepentido» y, en cambio, la madre se mostró «fría» con lo sucedido al momento de la llegada de la Policía al lugar.

Se trata de Victoria Núñez (20), quien se negó a declarar ante el fiscal Darío Provisionato al igual que Mauricio Canosa Fratti (26), ambos imputados por el delito de «homicidio criminis causa», es decir matar para ocultar otro delito, en este caso el «abuso sexual con acceso carnal».

Los investigadores creen que la madre de la niña cometió el crimen de su hija, identificada como Victoria, mientras el hombre, un empleado de mantenimiento del Congreso Nacional, la atacó sexualmente y a golpes durante no menos de cuatro horas.

Por otra parte, habitantes de la cuadra en la que residía la familia dijeron al canal C5N que están «muy doloridos» porque conocían a Fratti «de toda la vida».

«Se crió con mis hijos, acá en el barrio, nunca nos imaginamos que iba a llegar a esto», se lamentó una vecina.
Un hombre que también vive en la zona denunció que «en los barrios pobres, esto sale a la luz recién cuando sucede una muerte», y que «mientras no haya una Justicia que escuche a la gente, estos acontecimientos van a seguir sucediendo».

Según dijeron las fuentes, la madre y el padrastro de la niña convivían hacía un año en una casilla ubicada en La Tranquera y Rawson, dentro de un barrio precario de Florencio Varela.

Durante la madrugada del lunes, personal de la comisaría 2da. arribó a la vivienda a raíz de un llamado al número de emergencias policiales 911 que realizaron los vecinos tras escuchar gritos provenientes del domicilio.

Según indicaron voceros policiales, los policías constataron que en una cama estaba la nena muerta y que en el lugar sólo se encontraba su madre, ya que Fratti había escapado.

Horas más tarde, la Policía aprehendió al hombre en la localidad de San Francisco Solano, partido de Quilmes, donde intentaba refugiarse en la casa de un allegado suyo, y admitió haber violado a la niña y haberla golpeado porque «lloraba».

Los pesquisas constataron que la mujer nunca había radicado una denuncia por violencia familiar y que su novio no tenía antecedentes penales.

El último caso de similares características ocurrió en la localidad puntana de Saladillo, a 55 kilómetros de la capital de San Luis, donde Florencia Di Marco (12), fue violada y asesinada y su cuerpo fue encontrado el 23 del mes pasado debajo de un puente.

Su padrastro, llamado Lucas Matías Gómez (32), fue detenido y quedó acusado del delito de «abuso sexual doblemente agravado por la calidad de guardador y por mediar situación de convivencia preexistente en concurso real con el delito de homicidio criminis causae por mediar alevosía y violencia de género».

Además, Carina Di Marco, madre de la víctima, fue detenida como supuesta «partícipe necesario» de los abusos a los que era sometida su hija.

En otro caso que involucra a madre y padrastro de víctimas, Agustín Marrero (5) fue asesinado a golpes el domingo 7 de junio de 2015, entre las 10 y las 15 -día en el que el principal imputado cumplía años- en el departamento de la planta baja «3» del edificio situado en Yerbal 2745, del barrio porteño de Flores.

Por el crimen, se desarrolla el juicio a Leandro Sarli (35) como presunto autor material de la paliza que causó la muerte del niño, por el delito de «homicidio agravado por haber sido cometido por alevosía y ensañamiento».

Pero también llegó a juicio, aunque en libertad, Bárbara González Bonorino (32), madre de la víctima y por entonces pareja de Sarli, a quien se le atribuye un «homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haber sido cometido con alevosía y ensañamiento», en carácter de «omisión».

En tanto, el martes fue detenido en Tucumán un ex convicto acusado de haber golpeado a su hijastra de tres años, por lo que murió en el hospital al que su madre la había llevado con la excusa de que se había caído de una cama.

Se trata de un hombre apodado «El Tuerto Chupa», que había cumplido condena por «homicidio», quien fue apresado luego de que Elizabeth Márquez, madre de la víctima llamada Luz Milagros, entró en una crisis nerviosa cuando se enteró que ésta había fallecido y terminó acusándolo por las golpizas.

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