Un principal de la Policía de la Ciudad acusado de encubrimiento en el juicio por el crimen de Lucas González, el adolescente de 17 años de Florencio Varela atacado a tiros junto a tres amigos en 2021 en el barrio porteño de Barracas, declaró que otro de los efectivos imputados de haber disparado fue quien plantó el arma que se secuestró en el auto en el que iban las víctimas.
Se trata del principal de la Comuna 4D Héctor Claudio Cuevas (50), quien esta tarde dijo ante Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 25 que vio al oficial Gabriel Alejandro Issasi (41) vestido de civil cuando «tira el arma» en la parte trasera del vehículo, luego de que otro de los policías enjuiciados, el subcomisario Roberto Orlando Inca (47), le indicó «anda a poner eso».
Cuevas contó que él estaba en la escena del crimen cuando vio llegar a Inca primero e impartir indicaciones a los otros efectivos allí presentes, tras lo cual, arribó un oficial de apellido «Torres» en una moto y junto a un hombre vestido de civil y con «gorrita blanca».
Según el declarante, esta persona va a hablar con Inca, que estaba cerca suyo, y escuchó cuando el subcomisario le dijo «andá a poner eso».
Luego, la misma persona se acercó hasta la parte trasera del Volkswagen Suran -en el iban Lucas, Julián Salas (19), Joaquín Zuñiga (19), y Niven Huanca (19)-, que estaba abierto y «tira el arma».
«Yo entré en pánico, pensé en mi familia, en mis hijos…», recordó Cuevas, quien explicó que no declaró esto antes por miedo.
A su vez, el principal aclaró que recién cuando vio «en las noticias» a los primeros detenidos reconoció a Issasi como la persona vestida de civil que tiró el arma.
«Lo que hicieron es una locura», añadió Cuevas, quien al momento de declarar lo hizo sin la presencia en el recinto de los demás policías acusados.
Este efectivo también le pidió perdón al abogado querellante, Gregorio Dalbón, quien le respondió: «Solo Dios perdona.»
Ante la declaración de Cuevas, tanto Dalbón como el fiscal Guillermo De la Fuente plantearon que se solicite a la Oficina de Transparencia de la Policía de la Ciudad informes sobre la geolocalización de la moto del efectivo Torres y de su celular para chequear los datos aportados por el principal arrepentido.
En tanto, el tribunal pasó a un cuarto intermedio hasta el 6 de junio próximo cuando se espera que, tal como lo adelantaron varios defensores, declaren otros policías acusados a raíz de lo que contó Cuevas.
«Fue muy importante porque lo que acaba de decir (Cuevas) es que no fue un loquito que tiró. Sino que dijo tener miedo por su familia porque como lo asesinaron a Lucas, lo pueden asesinar a él», señaló a la prensa el abogado Dalbón al retirarse esta tarde del recinto.
Para el letrado, «el complot del encubrimiento ha quedado absolutamente probado» porque Cuevas «dijo quién le colocó el arma, cómo la fueron a buscar el arma, cómo la trajeron y como la introdujeron en el auto».
«Hoy estamos probando lo que siempre dijimos: que no eran ladrones, que eran futbolistas, que eran inocentes y que por su color de piel los marcaron, los cazaron y los balearon y los quisieron matar. Y encima hicieron una puesta en escena», aseguró Dalbón, emocionado.
El abogado consideró que le parece «loable y valiente» lo que declaró Cuevas ya que por ello «lo pueden matar» y en ese sentido señaló: «Este hombre convive con las personas a las que acaba de acusar y ellos no perdonan.»
Además de Issasi, a este juicio llegaron imputados del homicidio el oficial mayor Fabián Andrés López (48) y el oficial Juan José Nieva (37).
El crimen del jugador de las divisiones inferiores del club Barracas Central fue cometido el 17 de noviembre de 2021 cuando iba junto a sus amigos a bordo de un Volkswagen Suran que fue interceptado por un Nissan Tiida en el que circulaban tres policías de la Brigada 6 de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad que les hicieron señas para detenerse.
Como no tenían identificación policial, los chicos pensaron que podían ser ladrones e intentaron escapar, momento en que los efectivos les dispararon y un balazo impactó en la cabeza de Lucas, quien murió al día siguiente en el Hospital El Cruce de Florencio Varela.
De acuerdo con la investigación, tras disparar contra los jóvenes, los policías intentaron simular que se había tratado de un enfrentamiento con delincuentes, maniobra a la que se habrían sumado otros efectivos, que «plantaron» un arma en el auto de las víctimas.
A los tres miembros de la Brigada la Justicia les adjudica la coautoría del delito de «homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía, por placer, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por cometerse abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial».
Además, enfrentan cargos por las «tentativa de homicidio agravado, falsedad ideológica y privación ilegal de la libertad agravada por abuso funcional y sin previsión de la ley», en el caso de los amigos de Lucas.
En tanto, otros 11 policías de la Ciudad, también detenidos, están siendo juzgados por el encubrimiento del crimen de Lucas y las torturas a las que fueron sometidos los otros chicos.
Se trata del comisario inspector del Departamento Comunal Vecinal 4 Daniel Alberto Santana (50); el comisario de la Comuna Vecinal 4A, Rodolfo Alejandro Ozán (54); el comisario de la Comisaría Vecinal 4D, Fabián Alberto Du Santos (51); el comisario de la Comuna 4D, Ramón Jesús Chocobar (48) y el comisario Juan Horacio Romero (51) y el subcomisario Inca, ambos de la División Sumarios y Brigadas de la Comuna 4.
También son juzgados el principal Cuevas y los oficiales de la Comisaría Vecinal 4D Sebastián Jorge Baidón (28), Jonathan Alexis Martínez (34), Ángel Darío Arévalos (34) y Daniel Rubén Espinosa (33).