(Por Esteban Echenique, especial para Infosur) Hay escenas que se repiten en Florencio Varela como si fueran parte de una película que ya nadie quiere ver, pero que todos, inevitablemente, terminamos mirando. Llega el frío, las estufas no funcionan, los caños de gas están rotos, las calderas siguen apagadas, y entonces sí: la reunión de urgencia de la Unidad Educativa de Gestión Distrital (UEGD).
Como cada invierno, el Consejo Escolar levanta atrasa, y esta vez señala al Gobierno Nacional por no girar fondos, aunque anuncia que van a hacer obras. Las mismas que vienen prometiendo desde hace años. Las mismas que, en muchos casos, nunca se hacen o quedan a medio camino.
Mientras tanto, del otro lado de la estufa apagada hay pibes y pibas que pasan horas en el aula con los abrigos puestos, con los dedos entumecidos, con el cuerpo helado. No estamos hablando de confort, estamos hablando de derecho.
¿Y el dinero del SAE?
La situación se vuelve todavía más escandalosa si se la enmarca en las denuncias por el manejo de fondos del Servicio Alimentario Escolar (SAE). El mismo Consejo Escolar que hoy asegura no tener plata para arreglar las estufas, es el que está siendo señalado por supuestas irregularidades millonarias en la administración del SAE.
No se trata solo de falta de recursos, sino de falta de transparencia, de gestión, de voluntad política. Porque si los fondos llegan tarde o incompletos, ¿cuál es la estrategia local para anticiparse a esta película repetida? ¿O ya asumieron que este es el guion inevitable del invierno?
El problema no es nuevo
No estamos hablando de una situación nueva ni de un contexto extraordinario. Cada invierno los gremios docentes —esta vez encabezados por SUTEBA y el FUDB— presentan relevamientos, exigen soluciones, acompañan escuelas. Pero siempre terminan chocando con la lentitud de un sistema que se mueve solo cuando el frío castiga.
Las respuestas llegan tarde y mal. Cuando llegan.
¿Qué pasaría si hicieran su trabajo?
¿Qué pasaría si el Consejo Escolar hiciera su trabajo con seriedad? Si en lugar de esperar la ola polar, planificaran con tiempo y ejecutaran obras en verano. ¿Qué pasaría si las escuelas tuvieran calefacción antes de que el frío las invada?
Seguramente pasaríamos menos frío y veríamos menos excusas. Pero claro, para eso hace falta algo que escasea más que el gas: decisión política y gestión transparente. Algo que escasea en el Consejo Escolar de Florencio Varela.
Mientras tanto, los pibes siguen temblando y las familias se preguntan si realmente a alguien le importa.