La masacre de Florencio Varela, cuatro años de impunidad

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Existen pocas certezas y muchas dudas. Entre lo que sabemos se puede señalar que la causa sobre uno de los hechos policiales más conmocionantes de la historia de Florencio Varela está archivada. Que las fojas de voluminoso expediente judicial que se conoció como la masacre de Varela, acumulan polvo en uno de lo oscuros depósitos del Juzgado de Responsabilidad Juvenil varelense y que la Justicia descentralizada local no siente vergüenza por ello.

Otra de las verdades es que cuatro chicas fueron baleadas a quemarropa la mañana del 11 de febrero del 2017, ayer se cumplieron cuatro años, dos de ellas Sabrina Barrientos y Denise Juárez murieron desangradas sobre la avenida Senzabello y que otras dos sobrevivieron de milagro, Magaly Pineda y Némesis Nuñez.

También sabemos que la investigación policial fue un desastre. El crimen se cometió a metros de la jefatura distrital de la policía bonaerense. A metros. Que hubo teorías conspirativas que parecen haber allanado el camino para lo que se conoce como embarrar la cancha. Y que lo lograron. La masacre de Varela está hoy con la marca de la impunidad.

¿Cómo aparece el menor como presunto auto de la masacre?

A las 06.04.47 de aquel 11 de febrero del 2017 se ejecutó con precisión el primero de los veinte disparos que dieron comienzo a la conocida masacre de Varela donde en un fusilamiento a corta distancia cuatro jóvenes fueron baleadas, dos de ellas Sabrina Barrientos y Denise Juarez murieron, mientras Magaly Pineda y Némesis Nuñez, lograron sobrevivir casi milagrosamente. Fue a la salida del boliche Santa Diabla y en una de las avenidas más transitada de la zona, Senzabello esquina Los Andes.

Pocos meses después de la balacera mortal, cuando las cámaras de televisión de los canales porteños hace rato que habían dejado de apuntar al tema, los detectives de la DDI de Quilmes «encontraron» un dato que parecía revelador. Un menor de edad, de 14 años, aparecía como el presunto criminal. ¿Cómo se consiguió ese dato? Increíble. Según reporta el efectivo policial y consta en la archivada causa judicial, se encontraba en una esquina de Monteagudo y Granaderos cuando una persona del barrio le adelantó la noticia. ¿Quién fue esa persona? No consta en la causa.

Mentiras en la causa judicial

A partir de allí comienza una serie de mentiras desopilantes. La primera es que los voceros judiciales señalan que por ser menor de edad no puede recibir castigo El caso de Juniors, joven que produjo la masacre en una escuela de Patagones lo desmiente. El chivo tuvo que estar encerrado en un centro de rehabilitación hasta que cumplió 18 años. En tanto, voceros peritos en balísticas consultadas para Infosur dieron cuenta de que no hubo un disparo de los 20 que tiró el atacante que haya fallado. Esa ráfaga de balas duró apenas segundos y todos impactaron en los cuerpos de las víctimas: era un arma preparada para matar y se necesita manejo absoluto. Muy difícil para el menor apuntado. Falta de sentido común o la puerta abierta a la impunidad.

El enigmático «Señor D»

Pero, si no fue el menor, quien fue. Infosur manifestó algunas sospechas. Vamos a llamar el misterioso “Señor D”. No está inscripto en la causa judicial. No figura, no aparece, no hay rastros de él. Por omisión o a propósito, la Justicia decidió no mirar para ese lado. Sólo un viaje en auto desde Varela a Ezeiza y desde Ezeiza al barrio varelense donde tiene su dominio el misterioso sujeto podría ser una primera vinculación. Sólo eso. Aunque el dato no es menor, puesto que el viaje mencionado ocurrió en las horas previas a la masacre.

El primer paso que podría dar la fiscalía interviniente en este caso es dilucidar si el padre de una de las víctimas fatales fue amenazado por el misterioso “Señor D”. La información suministrada a Infosur es que un hecho de esa relevancia tuvo lugar unos meses antes del desenlace fatal. ¿Reclamó un faltante de dinero? “Te vas a acordar de mí para toda la vida”, le habría dicho tras un cachetazo. ¿Por qué? ¿Qué quiso decir?

El último adiós y un viaje a Ezeiza

Magaly salió de su casa a las 21:00 del viernes 10 de febrero del 2017. Recorrió a pie los pocos metros que la separaban de la vivienda de Denise, una de las dos víctimas fatales. Cuando llegó ya estaba Sabrina, la otra chica fallecida. Allí se prepararon, se pintaron y hablaron como lo hacían siempre.

Una de las chicas miró el reloj cuando un joven, a quien vamos a identificar como B., llamó. En un automóvil gris, las tres se dirigieron a Ezeiza. ¿Entregaron o dejaron un paquete? ¿Dejaron o trajeron dinero? Y aunque todo indicaba que después tenían que ir a Santa Diabla, van a buscar a Némesis, la otra sobreviviente al barrio San Francisco. Era la primera vez que esta chica salía con ella. ¿Hicieron algo antes de llegar a la casa de Némesis? ¿Estaba por allí el enigmático “Señor D”? Otra de las enormes dudas.

La captura del video donde se observa al misterioso sujeto.

Un video clave pero nadie lo ve

Son 9 los cuerpos que tiene la investigación, más de 10 mil fojas, en las cuales, según las fuentes a las que pudo acceder este medio, se encontraría tanto en forma digital como impreso, los fotogramas correspondientes un video, en el cual se ve a una de las sobrevivientes de la masacre ( Magali) dialogando con un joven de campera deportiva celeste. Ese joven amenaza a la joven que está tirada en el piso con un disparo en la cabeza?

La investigación por la denominada masacre de Varela, mal. Desde una escena del crimen, que no fue resguardada, donde la policía permitió que cualquier persona ingresara tocara a las victimas y hasta los elementos que podrían usarse para su esclarecimiento. Luego un fiscal, Busto Rivas, que fue apartado y la misma quedó en manos de la titular de la UFI 3, la cual trabajó hasta la aparición de la hipótesis del menor, situación que derivó la investigación al Fuero de Responsabilidad Juvenil.

Este jueves se cumplieron cuatro años. La pandemia obligó a las familias a suspender los clásicos homenajes a las víctimas. Pero, la otra pandemia, la de una justicia ciega, sorda y muda. Muchas veces idiota. Sigue como si nada y no hay vacuna para enfrenarla.

 

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