Entre lágrimas y sonrisas, la heroica labor de los profesionales de la salud durante la pandemia

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Marcela Anglese, coordinadora del hospital modular de Quilmes, relató a Télam las vivencias de los trabajadores de la salud que están en la primera fila junto a los pacientes con coronavirus, quienes con su aparatoso equipo de protección sobre la ropa trabajan entre 13 y 14 horas diarias, asisten, animan, celebran y muchas veces también lloran las pérdidas,

«El trabajo es constante, pasamos mucho tiempo al lado del paciente, les hablamos, contamos chistes para animarlos, charlamos con sus familias, les damos indicaciones», dijo Anglese, quien coordina la unidad de cuidados intermedios del hospital modular asociado al Hospital de Agudos Dr Isidoro Iriarte de la ciudad bonaerense de Quilmes.

Esta psicóloga social de 50 años eligió las palabras «calidez y estímulo» para describir el trabajo que realizan a diario tanto ella, como el jefe del Área de Infectología, Gustavo Cañete, su esposo desde hace más de dos décadas y con quien tiene dos hijos, y otros 5 médicos y 12 enfermeros para atender a un promedio de 22 pacientes cada jornada.

El 90 por ciento de esos enfermos tiene Covid-19 y el 30 por ciento requiere oxígeno-terapia, otros necesitan maniobras de estimulación o ejercicios para que puedan respirar mejor y algunos están en fase de recuperación.

«Estamos permanentemente sobre el paciente, tanto el enfermero como el coordinador pasamos cada 15 minutos para saber cómo están, si requieren alguna atención especial o para darles ánimo», señaló a Télam Anglese.

Otro foco de la atención médica son los familiares de los pacientes que «tienen angustia y no pueden acercarse; también a ellos los animamos, conversamos a distancia para calmar sus temores e incertidumbres», relató en medio de la tarea diaria.

Pero estos médicos y enfermeros también son seres humanos, que se involucran, empatizan con el dolor ajeno y se cansan.

¿Cómo hacen?, preguntó Télam a la coordinadora.

«Por supuesto que estamos cansados cómo lo están hoy todos los profesionales de la salud, porque es mucha la tensión que se pone para recuperar al paciente y contener a su familia. De ahí que ponemos mucho empeño en cuidarnos mutuamente», respondió.

Anglese contó que el personal de salud realiza reuniones grupales en el Hospital modular «para saber cómo estamos, cómo sobrellevamos el cansancio, la ansiedad y muchas veces también la decepción y angustia cuando un enfermo se nos muere».

Como coordinadora, cuida la cantidad de horas de guardia de sus enfermeros y médicos para garantizar su salud mental, que se sientan a gusto y no agotados.

«Pero es cierto que muchas veces llegás cansado y llorás sólo en tu casa o con tus compañeros en el hospital, para después volver a salir con una sonrisa ante los enfermos que esperan de tu ánimo y alegría», insistió Anglese que no oculta el orgullo que siente por el equipo con el que trabaja.

Algunos de los profesionales se infectaron con Covid-19 en el hospital, la mayoría resultó asintomático y generalmente fueron ellos mismos los que llamaban a la ART porque querían volver a trabajar.

«También tuvimos el fallecimiento del doctor Lino Gil Lloveras el 21 de agosto, que murió por Covid en la unidad de emergencia. Lo trasladaron al hospital El Cruce pero no pudo superar la enfermedad. Todavía lo estamos llorando», contó.

A casi seis meses del inicio de la pandemia, Anglese destacó que «se logró fusionar un trabajo coordinado entre todos los equipos de trabajo del hospital».

«Todos somo uno, aunque estemos en diferentes áreas. Nosotros desde cuidados intermedios junto con la unidad de emergencias y con el área de terapia intensiva, logramos, con diferencias, armar un área de trabajo entre todos», afirmó.

Sobre la rutina en el hospital modular, la psicóloga social dijo que «todo tiene dos caras. Hace unos días lloramos la muerte de un paciente que no pudo recuperarse y hoy todos aplaudimos y celebramos a seis pacientes a los que les dieron el alta; ahora las lágrimas eran de alegría».

«Mas allá del agotamiento, la emoción que se siente, es la recompensa de haber trabajado mucho por recuperar a una persona y verla reecontrarse con su familia», concluyó.

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