Eva Esther Nuñez tiene una baldosa que la recuerda. Que le gana al olvido. La Subsecretaría de Derechos Humanos de Quilmes, a cargo de José Estevao, colocó una baldosa en memoria de esta alumna desaparecida de la escuela Piedrabuena de San Francisco Solano durante la última dictadura cívico-militar.
“Decidimos visibilizar a todas las víctimas de la dictadura”, expresó Estevao, ante los presentes que se acercaron hasta la vereda del establecimiento educativo, ubicada en calle 844 entre 893 y 894, lugar donde se colocó la baldosa. “Lo que estamos haciendo parte de una política de Estado, que debe tener continuidad”, culminó el funcionario.
Pablo Nuñez, hijo de Eva, agradeció el gesto del Municipio y los alumnos de la escuela, y sostuvo que “esto de tener una baldosa significa mucho no solo para ustedes, sino para todos los que pasan. La idea es que esto pase de generación a generación y que esto no vuelva a pasar nunca más”.
La colocación de esta baldosa en la Escuela de San Francisco Solano se suma a los reconocimientos hechos en la Escuela Normal y Mosconi, en el centro de la ciudad de Quilmes.
Cabe destacar, que esta actividad fue declarada de interés municipal y también recibió el reconocimiento de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, declarándola de interés legislativo.
Eva fue secuestrada en la boca del Subterráneo de la Línea “B” en la Estación Pasteur. Fue el 15 de julio de 1977 y allí también una baldosa la recuerda. Había salido de la fábrica en la que trabajaba en Bernal y viajó a Buenos Aires porque algunas compañeras de militancia habían faltado a una cita el día anterior. Quería saber qué había pasado. Se supo que pasó por el centro clandestino de detención “Club Atlético” que está ubicado en la Avenida Paseo Colón debajo de la Autopista y a pocas cuadras de la Casa Rosada.
Eva estaba casada y tenía un hijo, Pablo, que al momento de la desaparición tenía poco más de dos años. En octubre del año de su secuestro un grupo de tareas la sacó del encierro y nunca más se supo de ella. Los testigos creen que fue asesinada en uno de los vuelos de la muerte. Una baldosa en una escuela de Solano la recuerda. Para no olvidar las secuelas del terrorismo de Estado.
