Antes de que sea tarde, en Quilmes reclaman la intervención municipal para evitar rellenos ilegales en los humedales de Bernal

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Una de las deudas pendientes de la democracia en Quilmes es el acceso a la tierra, un terreno para una vivienda digna. Lamentablemente, en la últimas horas, el gobierno municipal, de verborragia nacional y popular, apuntó mal con las máquinas topadoras y en lugar de recurrir al salvataje de los tajamares, las zanjas que conectan con el Río de La Plata, fue al barrio Los Eucaliptus y la pasó sobre las precarias viviendas de la zona. Los más veteranos recordaron la imagen de Jorge Novak, el obispo de Quilmes defensor de los Derechos Humanos, que en plena dictadura se interpuso para que no sacrificaran a los habitantes de la Villa Itatí.

La Asamblea vecinal No a la Entrega de la Costa señaló a Infosur que «Quilmes sigue mostrando una peligrosa tendencia al desparramo de ordenes y contraordenes que alimentan un descontrol condimentado de falta de diálogo y ninguneo de las realidades que necesitan atención. En el marco de la cuarentena obligada por la pandemia, el funcionario público Sebastián Raspa (Subsecretario de Hábitat) apareció con topadoras en el barrio Los Eucaliptos pretendiendo intempestivamente poner en ejecución un proyecto de urbanización y playón deportivo y el posterior intento de desmentida por parte de la municipalidad deja en evidencia que la interna en el gobierno puede ser un grave enemigo del bienestar común, y siempre la terminan pagando el ambiente, las poblaciones más necesitadas y el contribuyente común. En nuestro barrio en Bernal, en la Ribera, también es un desmadre el avance de los rellenos informales y la proliferación de situaciones de violencia intervecinal».

Aunque la situación no es nueva, los rellenos ilegales están a la vista de todos y sólo necesitan de la intervención del Estado municipa. O lo que es lo mismo, que ese desmadre de movilización para derribar viviendas sirva para controlar el vuelco ilegal en la zona costera-

«Nunca hubo en Quilmes una política concreta de regulación de la actividad de volquetes, y en los 4 meses de pre-cuarentena la intendencia no accionó contra la destrucción de la zona, de mínima frenar los rellenos, contrario a esto permite el ingreso de camiones ante la imposibilidad de intervención vecinal (en cumplimiento del aislamiento social preventivo obligatorio) No existe, por lo tanto, una reacción real de parte de la gestión en función de lograr una protección de las áreas de Reserva Natural y su correlato en el Barrio, y se viene provocando un fenómeno que, como asamblea, anticipábamos allá por el 2011!: se están tapando los tajamares, las zanjas de salida para las crecidas del Rio, y se vuelve inminente algo que parecía lejano. El riesgo de episodios de inundación hacia dentro del barrio, el movimiento de basura que flota en el agua y se estanca en zonas que deberían ser atendidas urgentemente. El gobierno municipal plantea una dificultad para, en esta coyuntura de pandemia, poner en movimiento maquinaria y personal para resolver el problema de los tajamares y de los cúmulos de basura en la ribera de Bernal, pero no escatima en agresividad para mover topadoras hasta un barrio en el que se le ocurre poner en ejecución algún proyecto trasnochado ¿Cómo tiene que hacer la población para defenderse y hacer cumplir sus derechos?», remató la asamlea que espera una respuesta de la intendencia quillmeña.

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