Otro brutal ataque a una enfermera del Centro de Salud de Villa Hudson

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Tienen miedo. Se sienten inseguros. Cada golpe los conmueve. Un nuevo ataque brutal contra una trabajadora de la salud del centro sanitario de Villa Hudson en Florencio Varela se denunció en las últimas horas y puso en guardia a todo el sistema local.

La víctima, que envió una carta de lectores a Infosur, se identificó como Cecilia Álvarez, enfermera del centro de salud Evaristo Rodríguez de Villa Hudson.

Claro, el drama no es nuevo. Y a la luz de las estadísticas parece de difícil cura. Un informe de la ONG Defendamos Buenos Aires y el estudio Miglino y Abogados, señaló que entre abril de 2018 y el mismo mes de 2019, se registraron 1.086 episodios violentos hacia médicos y empleados de la salud en centros médicos públicos de Capital Federal y el Conurbano bonaerense. Y el relevamiento, también, marcó que “los ataques en hospitales han aumentado un 30 por ciento con relación al último informe”.

El miércoles Cecilia pasó a engrosar las estadísticas. Sufrió en su cuerpo la violencia tremenda. Según contó a Infosur fue “agredida en forma salvaje por una paciente que la golpeó porque llevaba esperando dos horas”.

La trabajadora fue trasladada al hospital Mi Pueblo para realizar una placa radiográfica cuyo diagnóstico fue “traumatismo cervical”. “Por los golpes tengo que permanecer con cuello ortopédico hasta que la médica de ART lo indique”, señaló.

Al finalizar la carta Álvarez “hasta qué punto tiene que llegar la violencia para que alguien haga algo”.

En ese contexto, un estudio de la Federación Médica de la provincia de Buenos Aires (Femeba) determinó que seis de cada diez médicos de los hospitales públicos bonaerenses sufrieron algún episodio de violencia, mientras que el 51% se siente inseguro en su lugar de trabajo. Y pese a que la mayoría lo denunció, sólo el 11% logró continuar con una acción judicial.

Asimismo, el informe de la ONG señalado precedentemente deja en claro que «los ataques en hospitales han aumentado un 30 por ciento con relación al último informe», que visibilizó 772 hechos.

«Desde el año 2015 venimos midiendo la violencia contra los médicos y no para de crecer. Los resultados no son alentadores porque 2015 terminó con 366 ataques, 2016 con 486, 2017 con 597 y en todo 2018 fueron 723 casos. El último trabajo anualizado nos habla de un grave problema que no tiene freno», afirmó el director de Defendamos Buenos Aires.

De acuerdo a lo señalado por Miglino, para este estudio fueron entrevistados 1.266 médicos y enfermeros de diversos hospitales públicos de la región AMBA.

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los más de 900 encuestadores obtuvieron la información de los hospitales de Niños Pedro de Elizalde, Juan Fernández, Lagleize, Rivadavia, Gutiérrez, Tornú, Pirovano, Piñero, Durand, Alvarez, Zubizarreta, Pena, Garrahan e Instituto del Quemado.

A su vez, en la Provincia de Buenos Aires fue entrevistado personal médico de los hospitales Cetrángolo (Florida); Houssay (Vicente López); Perón (Sarandí); Fiorito (Avellaneda); Carrillo (Ciudadela); Paroissien (Isidro Casanova); Gandulfo (Lomas de Zamora); San Juan de Dios (Ramos Mejía); Balestrini (Ciudad Evita); Mercante (José C. Paz); Manuel Belgrano (San Martín); Eva Perón (San Martín); Meléndez (Adrogué); Eurnekian (Ezeiza), Evita Pueblo (Berazategui); Iriarte (Quilmes); Mi Pueblo (Florencio Varela); y Bocalandro (Loma Hermosa).

«En la conversación personal que desarrollamos con los médicos, enfermeros y personal sanitario de cada hospital que evaluamos, se puso de manifiesto que la violencia física y psicológica intrahospitalaria por causas de agresiones externas se ha convertido en el principal motivo de baja de médicos, enfermeros y auxiliares en general, luego de las ausencias motivadas por enfermedades personales», aseveró Miglino a ese metutino porteño.

El responsable de la ONG Defendamos Buenos Aires sostuvo que «los facultativos nos indican que ellos fueron formados para salvar vidas, aliviar dolores e intentar curar enfermedades, no para hacer cursos de defensa personal y prácticas de tiro».

Además, Miglino indicó: «Los médicos agradecieron nuestro trabajo y prácticamente el mensaje de todos fue: ´Queremos seguir usando un guardapolvo blanco para trabajar, no un chaleco antibalas´».

En recientes declaraciones a la Radio de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, el director del Hospital Mi Pueblo señaló que la violencia en las guardias es uno de los flagelos que tiene su secuela en la falta de recursos humanos de la localidad. “Hay dos ataques por semana”, graficó.

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