Hace dos décadas, el barrio Kilómetro 26 de Florencio Varela fue testigo de una explosión que dejó cicatrices imborrables en la memoria colectiva. El depósito clandestino de pirotecnia, ubicado en el supermercado El Rey de la Oferta, estalló en una secuencia de explosiones que transformaron la apacible tarde de verano en una escena reminiscente de un bombardeo aéreo, con un paralelo sorprendente a lo que ocurría en Bagdad a miles de kilómetros de distancia. Con la dramática secuela de muerte y heridos.
Eran las 16.45 cuando el estruendo retumbó frente a la estación Dante Ardigó de la línea Roca. Dos locales de una planta y varios comercios cercanos desaparecieron en cuestión de segundos. En medio de escombros y caos, un almacén dedicado a la venta de pirotecnia clandestina se desvaneció en el aire, dejando tras de sí una estampa desgarradora.
Más de un centenar de héroes, bomberos, integrantes de Defensa Civil, policías, médicos y voluntarios, se unieron en un esfuerzo titánico por rescatar a posibles sobrevivientes. Catorce unidades de bomberos enfrentaron las llamas mientras un grupo diverso de profesionales y voluntarios removían escombros con la esperanza de encontrar vida entre las ruinas. La oscuridad descendió sobre la escena, la luz cortada en dos manzanas a la redonda, y la silueta de las palas mecánicas se recortaba contra el polvo y la desolación.
La explosión y el desastre
Entre las sombras y el humo, se escribía una historia de dolor y pérdida. Las víctimas, cuyos nombres resuenan aún hoy en la memoria colectiva, fueron Luis Alberto Quinteros, Noelia Morales, Jorge Benítez, Segundo Loyola García Vázquez y Hugo Luna. Sus vidas, truncadas en un instante, dejaron un vacío imposible de llenar para sus seres queridos y la comunidad.
El propietario del establecimiento, Carlos Sotier, intentó huir, pero la justicia lo alcanzó pocos días después. Condenado por su responsabilidad en la tragedia, su fuga no evitó que enfrentara las consecuencias de sus acciones. Además, el incidente llevó a la investigación de 15 inspectores municipales, acusados de haber autorizado el funcionamiento del local. Aunque inicialmente señalados, fueron absueltos en el proceso judicial posterior.
Dos décadas después, Infosur recuerda aquel fatídico día que cambió la vida de Florencio Varela para siempre. La comunidad se ha reconstruido, pero las heridas emocionales persisten. En este aniversario, reflexionamos sobre la resiliencia de un pueblo que, a pesar del dolor, sigue adelante, honrando la memoria de aquellos que perdieron la vida en aquella tarde trágica.