Hace años no lo hubiéramos imaginado, pero los celulares inteligentes son una parte fundamental de nuestra vida. Para muchos de nosotros, es casi como una extensión de nuestro cuerpo por su cantidad de funciones que intervienen en nuestro día a día. Ya sean grandes, más pequeños, compactos e incluso sofisticadamente finos, los teléfonos móviles llegaron en principio para mantenernos conectados fuera de casa, pero con las funciones disponibles, tienen casi la misma o más información que nuestro propio hogar. Si bien, este fin es bastante práctico, termina siendo un peligro cuando dependemos pura y exclusivamente de ellos.
La evolución del mercado de celulares
Hace casi ya 30 años, comenzaron a ver la luz los primeros teléfonos celulares que permitían mantenernos en línea afuera de nuestro hogar. Los mismos, fueron ideados para ejecutivos de altos cargos, que necesitaban ser localizados cuando no se encontraban en sus oficinas. Como vimos en las películas, el tamaño de dichos teléfonos era monstruosamente grande respecto a los que usamos en la actualidad. Tenían la famosa “tapita”, que permitía el discado erróneo al llevarlo dentro de nuestros bolsos o bolsillos. Además, y como en aquel momento la telefonía no era cosa de todos, poseían una antena, de manera que a veces era muy difícil mantener una charla civilizada sin cortes de señal o audios a volumen menor.
Pasaron varios años y hoy, un teléfono celular de dichas dimensiones es impensado. Pero en aquel entonces sus únicas funciones eran prenderse, apagarse, recibir y realizar llamadas. Nada más…
Teléfonos domésticos y la revolución del SMS
El primer SMS de la historia fue enviado por la empresa telefónica Vodafone en 1992 para desearle “Feliz navidad” a sus clientes. Las llamadas y mensajes de voz no pasaron a ser parte del pasado aún, sino que a partir del 2000, los mensajes de texto dominaron el mercado de mensajería veloz.
Un pequeño mensaje con una cantidad limitada de caracteres era más que suficiente para complementar y ayudar a la creciente industria celular. Las terminales como Nokia, Motorola e incluso Ericsson aparecieron en el mercado ofreciendo dispositivos que permitían el envío y recepción de dichos mensajes. Con un precio menor al del minuto de llamada, los SMS se adueñaron de la comunicación en telefonía móvil de principios de siglo.
Cabe destacar que el inicio de los clásicos emojis apareció gracias a los mensajes de texto: caracteres que usamos habitualmente formando un rostro o una expresión que nos permitía incluso, ahorrar espacio, y hasta dinero.
El mercado evolucionó, y aparecieron los estridentes y coloridos MMS, que a diferencia de los SMS, poseían animaciones y colores. Lamentablemente, no prosperaron y abrió el camino al envío de fotografías instantáneas.
Celulares antes y después de la fotografía
La introducción de las cámaras a los teléfonos celulares marcó un antes y un después en la industria. La posibilidad de enviar fotografías o simplemente tomarlas en el instante preciso debido a la inmediatez, comenzó a ganar terreno.
Sin embargo, y cerca del 2004, los teléfonos celulares comenzaron a tener más funciones: no quedó solamente en el juego de la viborita o algún filtro básico para nuestras fotografías: las capacidades de almacenamiento crecieron, al punto de permitirnos alojar más fotografías, aplicaciones externas e incluso música.
Ya por aquel entonces, la industria se diversificó y hacía rato que los celulares ya no fueron cosa de los altos ejecutivos de empresas.
Cuando un simple celular pasó a ser Smartphone
El chiste está a la orden del día: estos celulares son tan o más inteligentes que nosotros. Es por eso, que la industria continuó creciendo y los smartphones se superan año a año: tecnologías aplicadas a sus pantallas, capacidades y rendimientos cada día más superiores, calidad inigualable en fotografía.
El mercado celular crece año a año y no parece tener techo. Los fanáticos de la tecnología mantienen viva las ganancias de dicha industria y el fin de mantenernos conectados a los demás, cada vez derriba más barreras con todas las funciones disponibles.
