A 4:15 hs. de la madrugada del miércoles, Adrián Pérez y Francisco Gutiérrez se estrechan la mano y dan por terminado el escrutinio de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Quilmes, Florencio Varela y Berazategui. Y también marca el fin de la “Era” del “Barba” como líder sindical. Pérez, por decisión de los afiliados, quedó bendecido en las urnas como el nuevo secretario general del gremio.
El punto máximo que llevó a desbancar a Gutiérrez de un cargo que ocupó por casi cuatro décadas en realidad comenzó mucho antes. Con una campaña precisa y “humanizada”. “La UOM somos todos” fue el primer slogan de la Lista Verde. En una recorrida fábrica por fábrica y taller por taller de la zona, los propios afiliados marcaron lo que sería el trazo grueso de una propuesta integradora que permitiría después integrar a los laburantes a la lista y a la propuesta. El primer paso se dio con eficacia y comenzó a marcar el fin de la Era del “Barba”.
Pero la participación de los trabajadores en el entramado de un espacio gremial es también fundamental a la hora de elaborar propuestas reales. Y este fue el segundo paso que comenzaba a dejar al ahora ex líder de la UOCRA fuera de fuego.
En las elecciones que se realizaron el 7 y 8 de marzo, la Lista Verde se impuso por 221 votos sobre la lista que encabezaba el ex intendente de Quilmes. En total, votaron más de 2.500 afiliados de la UOM.
Desde sus cuentas en las redes sociales La Lista Verde agradeció a los afiliados y posteó un flyer que reza: «Cambiamos la historia».
Gutiérrez llevaba 38 años consecutivos al frente de una seccional que lo supo catapultar a la intendencia quilmeña. Además, era un número puesto en la conducción nacional de la UOM y uno de los puntales en la toma de decisiones.
El quiebre político de Gutiérrez con buena parte de su conducción se terminó de consolidar con los posicionamientos políticos del ex intendente. En 2017 le dio la espalda a CFK y optó por subirse a la aventura electoral de Florencio Randazzo. Su lista no superó las PASO. Esa elección lo dejó naufragando en soledad en las urnas y debilitado hacia adentro.
Un hecho que supo capitalizar la lista ahora triunfante. Después de los primeros pasos y ya con la lista que encabezó Pérez conformada se dio inicio a la segunda etapa: “basta de reelecciones indefinidas”.
Desde entonces se escindió una buena porción de su Comisión Directiva, empezó a perder el control de los cuerpos de delegados y sólo pudo recostarse en las cooperativas metalúrgicas de la zona. Ello no le alcanzó para sostener el gremio.
La seccional en cuestión cuenta con una plantilla de 5.300 afiliaciones en empresas grandes como Ternium-Siderar, pero con un arraigo muy fuerte en las pymes del sur del Conurbano.
