La niña ríe. La madre llora. Tirada sobre la cama de un hospital, de costado y empezando el trabajo de parto porque se viene otro bebé al mundo. El llanto no es de tristeza. Andrea (20) fue traida por un matrimonio a Berazategui con la esperanza de un trabajo digno que pudiera mejorar su futuro y la de sus hijos. Diez mil pesos le parecieron una fortuna y la labor era atender una verdulería.
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La médica del hospital Evita Pueblo de Berazategui abrió los ojos bien grande. Andrea le contó que suponía que sus empleadores podrían querer quedarse con la niña que estaba por nacer. «Quieren que cambie nombre y apellido», dijo con timidez y miedo. Las trabajadoras sociales hicieron el resto: la denuncia al teléfono 145 «Programa Nacional de Rescate».
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El fiscal Daniel Ichazo sabe de estas cosas. Hace tiempo que está al frente de la Fiscalía Descentralizada 1 de Berazategui especializada en trata de personas y delitos conexos. Conoce los vericuetos de los engaños que terminan robando identidad y niños. Por eso actuó rápido. Dispuso el allanamiento de urgencia, que encabezó el jefe de la distrital Comisario Juan Cardozo, sobre la vivienda donde tenían como empleada a Andrea y detuvo a su moradores. Uno de ellos es policía bonaerense retirado.
El sujeto detenido por la policía
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La trabajadora social del Evita Pueblo salta sobre el extenso pasillo del hospital. La niña que va en brazos ríe. Siempre le gustó jugar. El llanto que se escucha a lo lejos es de su hermana que acaba de nacer. Las dos se salvaron de las fauces de ese león hambriento que busca niños inocentes de familias pobres en Misiones. Ahora volverán a la provincia de la tierra roja. Pero, ¿ estarán a salvo?
