OPINIÓN
En el marco del Día Internacional del Detenido – Desaparecido, la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) lanzó el pasado miércoles 30 de agosto la campaña “¿Dónde está Santiago Maldonado?”, la cual consiste en una seria de trabajos con alumnos basados en un cuadernillo distribuido por el mencionado gremio en los que se debate en las aulas acerca de la responsabilidad del Estado en casos de desaparición forzosa.
Las repercusiones no tardaron en llegar. Usando las redes sociales, el oficialismo del Gobierno de Cambiemos instaló la idea de que “Ctera quiere politizar las aulas y a los chicos”.
Sin ir más lejos, el Ministro de Educación de la Nación, Claudio Avruj, se plegó y difundió vía Twitter el mensaje “Con los chicos no”, en franca alusión a la campaña iniciada por el sindicato docente.
Alejandro Demichelis, dirigente de Ctera, expresó: “propusimos debatir este tema en Jardines de Infantes, en escuelas primarias y secundarias, con los pibes y con los docentes porque la violencia Estatal nos parece un flagelo que tenemos que combatir entre todos y para eso tenemos que informarnos para poder analizar y discutir, pero el gobierno de Mauricio Macri le tiene miedo al debate”.
Lo cierto es que esta campaña se extenderá hasta el próximo 6 de septiembre, y también es importante destacar que no fueron pocos los padres que enviaron notas expresando su negativa a que sus hijos participen de estos debates.
Ahora bien, la postura de este Gobierno Nacional es coherente con su manera de ver, gestionar y entender la educación en el marco de su proyecto de país, pero habría que analizar – analizarnos – y encontrar la manera de que las iniciativas que emergen de organizaciones del campo popular y progresista y que son, como en este caso, necesarias no sean vistas por las sociedad como una medida oportunista o politiquera.
Quizás ahí se podrá dar un salto de calidad dentro de la comunidad educativa. Quizás desde ahí se podrá poner en cuestión el rol del Estado, pero no sólo ante un hecho puntual, gravísimo como este, sino ante la posibilidad misma de decidir qué Estado queremos y en qué proyecto de país lo queremos.
La violencia institucional, el rol del Estado a la hora de regular o no la economía, la educación sexual, la violencia de género, la participación o no de la industria y de los trabajadores en el marco del desarrollo económico y social de un país son apenas algunos de los temas que, según edades y nivel de comprensión, deberían ser propuestos como debate en las escuelas por gremios, organizaciones sociales, estudiantiles, populares y por Gobiernos sin ser rehenes de cualquier acontecimiento coyuntural que amerite la medida.
De no ser así, siempre llegaremos tarde a la solución de los problemas. Si es que se llegamos a la solución.
Por Gustavo Vargas
31/08/17
