Florencio Varela. Desde el miércoles pasado, un aire de cambio sopla a través de los pasillos de la Unidad Penitenciaria 24 de Florencio Varela. Johana Franco, una agente con nueve años de experiencia en el Servicio Penitenciario Bonaerense, asumió un rol que hasta ahora estaba reservado exclusivamente para hombres: el de agente de Vigilancia y Tratamiento en un establecimiento de máxima seguridad que alberga internos masculinos.
Este hecho no solo es una novedad para la Unidad 24, sino que también representa un avance significativo dentro del Complejo Penitenciario de la región. Con esta decisión, se busca promover un ambiente de trabajo más equitativo y demostrar que los roles de género no deben limitar las capacidades individuales en ningún sector, mucho menos en uno tan desafiante como el penitenciario.
Johana, hacia la inclusión
El nombramiento de Johana es resultado de un compromiso continuo por parte de la dirección del penal y del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, liderado por Juan Martin Mena, hacia la inclusión y la equidad de género. La jefatura de la Unidad fue clara en su mensaje de que todos los agentes, independientemente de su género, deben tener las mismas oportunidades y condiciones de trabajo.
Lucas Krholing, jefe directo de Johana y Jefe de Vigilancia y Tratamiento, expresó su orgullo y apoyo a esta nueva incorporación: “Nos llena de orgullo contar con ella en nuestro equipo. El trabajo en equipo es fundamental y sin dudas nos llevará al éxito”.
Por su parte, Johana compartió sus primeras experiencias en el cargo. Aunque inicialmente fue una sorpresa para muchos, incluidos los internos, la aceptación y el respeto no se hicieron esperar. “Siempre fue un lugar destinado para hombres, y es todo un desafío para mí”, afirma Johana, quien también destaca la confianza depositada en ella para llevar adelante tareas críticas del día a día dentro del penal.
Este avance no solo destaca la capacidad de Johana como profesional, sino que también refleja un cambio cultural importante dentro del sistema penitenciario, donde la igualdad de género se abre camino entre rejas y uniformes. Este es un paso más hacia una sociedad que valora y respeta las capacidades de todos por igual, independientemente de su género.
