La madrugada del sábado 8 de junio en Bernal Oeste, Quilmes, quedó marcada por un hecho atroz. Carlos Enrique Sánchez Paredes, un joven de 22 años con sueños de convertirse en ingeniero, fue asesinado de un golpe en la nuca mientras esperaba el colectivo que lo llevaría a la Universidad de La Plata (UNLP).
Carlos, un estudiante ejemplar y trabajador incansable, se levantó temprano como de costumbre. Su madre, Maritza Yolanda Paredes Hernández, lo vio salir de casa a las 6 de la mañana. La parada de colectivos en la esquina de Montevideo y Falucho, cerca de Villa Itatí, era su destino habitual para tomar el tren hasta La Plata.
Un encuentro trágico
En el camino a la parada, Carlos se despidió de su madre, prometiendo enviar un mensaje para tranquilizarla una vez que estuviera en camino. Pero el mensaje nunca llegó. La inquietud creció en Maritza, quien decidió salir en busca de su hijo. Al llegar a la parada, encontró a Carlos tendido en el suelo, agonizando. Había sido golpeado con un tubo de metal en la cabeza. Un vecino intentó auxiliarlo y lo llevó al hospital de Wilde, donde lamentablemente llegó sin vida.
La investigación en marcha
La conmoción en la comunidad de Bernal Oeste es palpable. La causa está en manos de la fiscal Karina Gallo, de la UFI N°4 del departamento judicial de Quilmes. Por ahora, se desconoce cuántos asaltantes participaron en el ataque y cuál fue el objeto exacto utilizado para herir de muerte a Carlos. Sin embargo, cerca del lugar del crimen se halló un tubo de metal, que se cree fue el arma homicida.
Carlos era el menor de los hijos de Enrique Sánchez Gallo y Maritza Paredes, una familia que migró desde Trujillo, Perú, hace más de 30 años. Enrique es músico y Maritza trabaja como enfermera a domicilio. Carlos, además de estudiar ingeniería en la UNLP, realizaba trabajos como técnico electrónico, arreglando desde computadoras hasta electrodomésticos para ayudar a su familia.
La comunidad de Quilmes clama por justicia
El dolor y la indignación se volcó a las redes sociales. «Qué injusta es la vida, un pibe del barrio que se esforzaba día a día en estudiar y trabajar para tener un futuro mejor y unas ratas inmundas te arrancan la vida!!! Descansá en paz, Carlitos!!!», escribió un amigo. La madre de Carlos también expresó su desesperación y pidió justicia: «Estoy pidiendo por mi hijo. No tengo abogado, no tengo nada. Que los agarren y no los dejen salir, porque la Justicia no existe. Él es mi vida, señor».
El legado de un joven ejemplar
Los compañeros y amigos de Carlos lo recuerdan con cariño y respeto. «Compartíamos el mismo lugar de trabajo y la noticia me dejó impactada. Un chico sencillo y, sobre todo, muy joven y capaz. Es lamentable que pase esto. ¡Justicia por Carlos! y mis condolencias a la familia. QEPD», expresó una colega. Otro amigo destacó: «Carlitos, como lo conocíamos la mayoría, con 22 años, estudiaba y trabajaba. Buen compañero, siempre predispuesto en el trabajo, amable, sencillo. QEPD. Justicia para él».
Las autoridades continúan investigando el crimen, utilizando las cámaras de seguridad de la zona para seguir el rastro de los asesinos. La comunidad espera respuestas y clama por justicia para Carlos Enrique Sánchez Paredes, un joven cuya vida fue truncada de manera brutal e injusta.