En Villa Argentina, un barrio que palpita al ritmo de sus habitantes más jóvenes, un espacio que debería ser sinónimo de risas y juegos se convirtió en motivo de descontento y preocupación. La plaza situada en la calle 531, justo al lado del club Los Pibes, muestra un cuadro de abandono que los vecinos no están dispuestos a tolerar más.
Durante la visita, el panorama es desolador: una calesita oxidada, un tobogán está parcialmente destrozado y la maleza es tan alta que cualquier intento de jugar termina en picaduras de mosquito. Los vecinos, cansados de esta situación, tomaron una postura más vocal.
«Aquí vienen a sacarse fotos cuando necesitan votos», dice Eduardo, quien vivió en el barrio durante más de 10 años. «Pero una vez que pasan las elecciones, nos olvidan. Hemos pedido que al menos vengan a cortar el pasto. Seguimos esperando».
Esta falta de mantenimiento no solo afecta la estética del barrio sino que también plantea riesgos significativos para la salud y seguridad de los niños que se aventuran a jugar entre las yuyos altos y los escombros. Además, los vecinos denuncian que el abandono se extendió a otras áreas del barrio, incluyendo la iluminación y la recolección de residuos.
Villa Argentina, un barrio en el olvido
Claudia, otra residente afectada, expresa su decepción: «Prometen y prometen, y una vez que consiguen lo que quieren, nos dejan con una plaza que ni siquiera es segura para nuestros hijos».
La respuesta del municipio ha sido limitada, según los vecinos. A pesar de múltiples solicitudes y reclamos, la acción concreta ha sido esporádica o nula. «Nos dicen que no hay recursos suficientes o que están en camino, pero mientras tanto, nuestros niños no tienen un lugar seguro donde jugar», agrega Eduardo.
Los habitantes de Villa Argentina están decididos a seguir presionando por cambios. «No todo tiene la culpa Milei», dice Mariana, refiriéndose al discurso político que a menudo desvía la atención de los problemas locales. «Esto es sobre cómo nuestra comunidad está siendo tratada, o mejor dicho, olvidada».
Mientras la plaza continúa deteriorándose, la comunidad de Villa Argentina espera que sus llamados no solo sean escuchados, sino que finalmente se traduzcan en acción. La plaza, una vez un centro de alegría y encuentro, espera ser más que un recordatorio de promesas incumplidas.
