El intendente de Quilmes y ex chef Martiniano Molina (PRO), aseguró que no se arrepiente de su paso a la política y destacó que pudo reducir «en un 50 por ciento la planta política» en el municipio, lo que permitirá «ahorrar cerca de 100 millones de pesos».
Molina aseguró: «No me arrepiento, estoy tranguilo y contento» en la gestión, porque «sabía de la responsabilidad que significaba».
En tanto, al ser consultado sobre el recorte de 500 puestos municipales, explicó que «cuando asumimos había funcionarios que iban a la oficina cada dos o tres meses».
«No renovamos poco más de 500 contratos, redujimos la planta política casi un 50 por ciento y reestructuramos el organigrama con cinco secretarías menos, lo que va a permitir ahorrar cerca de 100 millones de pesos», dijo.
Añadió que «obviamente no es simpático, son familias, fuentes de trabajo y escuchamos a todos» pero aseguró que «había funcionarios que iban a la oficina cada dos o tres meses» y que «muchos se ordenaron ellos mismos».
«En mi mesa no existen los ñoquis ni el garpe político», definió en otro tramo del reportaje.
También dijo que la «Ley de Pacto Fiscal pone un límite a lo que vivimos en los últimos años. María Eugenia (Vidal) está ordenando las cuentas y nos pide un compromiso», añadió en relación a la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires a quien calificó además como una «líder política que conduce desde el diálogo».
Molina aseguró también que su espacio político, Cambiemos, «viene fortaleciéndose» y evaluó que «no sólo en Quilmes, sino en la provincia se necesita muchos años de una dirección hacia un mismo lugar», al ser consultado sobre si buscará un nuevo mandato.
Evitando la definición personal, el ex chef aseguró que «Cambiemos va a consolidar sus municipios y a ganar nuevos» en las próximas elecciones.