En una fría mañana que obligó al Servicio Meteorológico Nacional a emitir un alerta naranja, los habitantes de Florencio Varela se vieron atrapados en una pesadilla urbana que puso a prueba su paciencia y resistencia. El termómetro marcaba temperaturas bajo cero cuando cientos de trabajadores se congregaron en el Cruce Florencio Varela, esperando un colectivo que parecía haberse esfumado en el aire gélido.
La línea 129, ramal 14, que conecta Florencio Varela con Retiro, se convirtió en el centro de una tormenta de indignación. Pasajeros furiosos, con los dedos entumecidos y las narices rojas por el frío, reportaron esperas que superaban las dos horas. El reloj avanzaba implacable, pero los colectivos brillaban por su ausencia.
Indignación con el 129 ramal 14
«Van a ser las siete y no aparece el #129misionbuenosaires ramal 14. Más de dos horas de espera. Una falta de respeto para todos los trabajadores», rugió un pasajero en las redes sociales, etiquetando al presidente Javier Milei y al intendente Andrés Watson en un desesperado intento por ser escuchado.
La escena en el Cruce Florencio Varela era digna de una postal apocalíptica: cuerpos temblorosos apiñados en las paradas, rostros contraídos por la frustración y el frío, y el constante murmullo de quejas que se elevaba como una nube de vapor en el aire helado.
Esta situación no solo pone de manifiesto la precariedad del transporte público en la zona, sino que también plantea serias preguntas sobre la gestión de las empresas de transporte y la supervisión de las autoridades. Los pasajeros, convertidos en involuntarios protagonistas de esta odisea urbana, claman por controles más estrictos y soluciones inmediatas.