La comunidad de Florencio Varela sigue conmocionada por el brutal asesinato de Paloma y Josué, una pareja de jóvenes cuyo crimen fue inicialmente caratulado como un intento de robo. Sin embargo, nuevas revelaciones apuntan a una hipótesis aún más escalofriante: ambos habrían sido ejecutados por haber presenciado una venta de drogas. Este y otros impactantes temas forman parte de la edición impresa de Infosur, que ya está en la calle.
Complicidad policial y judicial en la mira
Según fuentes cercanas a la investigación, hay fuertes indicios de que el caso fue encubierto por sectores de la Policía Bonaerense y la Justicia local. La versión del robo violento se desmorona ante testimonios que aseguran que Paloma y Josué sabían demasiado.
Vecinos del barrio señalaron que la zona donde ocurrió el crimen es un punto caliente del narcotráfico y que las conexiones entre narcos y fuerzas de seguridad son un secreto a voces. «Siempre pasa lo mismo: los que saben demasiado desaparecen o terminan muertos», lamentó un residente que prefirió no dar su nombre por miedo a represalias.
Watson anunció la expropiación del terreno del crimen
En un anuncio que sorprendió a muchos, el intendente de Florencio Varela, Andrés Watson, confirmó que el terreno donde ocurrió el doble homicidio será expropiado. Según trascendió, la medida busca evitar que el lugar se convierta en un santuario del miedo y, en cambio, se destine a un proyecto social.
«Es un mensaje claro: la violencia no va a tomar nuestros barrios», expresó un funcionario municipal.
¿Dónde está Lucas? El caso que sigue sin respuestas
Mientras tanto, el drama de la inseguridad golpea a otra familia de Varela. La madre de Lucas, un joven desaparecido desde 2022, sigue exigiendo respuestas. Con la voz quebrada, hizo un pedido desesperado: «No quiero que mi hijo sea otro caso olvidado».
Todos los caminos conducen a la seccional de Bosques
El caso de Paloma y Josué es solo la punta del iceberg. La Comisaría de Bosques quedó en el centro de la polémica por múltiples denuncias de encubrimiento y delitos sin resolver. La pregunta es inevitable: ¿hasta dónde llega la red de complicidades?
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