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El submarino en un mar de dudas

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Mar del Plata. Familiares de los submarinistas alojados en la base naval de Mar del Plata recibieron con dolor y furia la confirmación de que hubo una explosión el miércoles pasado registrada en la zona donde se reportó por última vez el submarino ARA San Juan. Foto: Alejandro Moritz

Lo dijo o se le escapó a la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yáñez. “Hay información muy sensible» en torno a la desaparición del submarino ARA San Juan, ya que la misión que llevaba a cabo el navío «es un secreto de Estado». «Estamos hablando de una embarcación de guerra y no me aventuraría a hacer otras consideraciones», aseguró en diálogo con el periodista Gustavo Mura en FM Latina.

La jueza federal de Caleta Olivia investiga la desaparición del ARA «San Juan». Aunque la Armada brinda explicaciones diarias sobre el operativo de búsqueda y los indicios sobre lo ocurrido con el submarino «en términos lo más delicados posible, ¿qué podemos presumir?» se preguntó hoy Yáñez ante Télam en su despacho.

Si bien Balbi afirmó que «se produjo un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear consistente en una explosión», la jueza explicó que su «objetivo es investigar las causas que motivaron la explosión» y agregó que «se trata de una causa inédita en la Armada Argentina».

«Balbi explicó que hubo una explosión, ahora se trata de saber si hay restos del submarino porque el submarino no posee caja negra, la caja negra es el submarino», dijo la magistrada en diálogo exclusivo con este enviado especial.

La jueza confió que «internamente estaba expectante, pero dadas las características de lo que sucedió, si la Armada dice que hubo una explosión… ¿qué podemos presumir?».

Yañez también aclaró que los dichos del vocero de la Armada «aún no están incorporados al expediente porque no nos llegaron como versión oficial. La Justicia aún está en un proceso de investigación preliminar» en la causa por la desaparición del submarino, cuyo último contacto con la base de operaciones fue el 15 de noviembre a las 7,30 cuando estaba en el mar argentino a la altura del Golfo de San Jorge.

La magistrada señaló que «la Armada colabora con todas las requisitorias de la Justicia».

Por su parte, el fiscal Lucas Colla, que interviene en la investigación, informó a Télam que la causa está caratulada como «averiguación de ilícito».

«Es fundamental la sensibilidad de la información, no hay que especular porque eso le hace mal a las familiares», dijo respecto del último parte oficial de la Armada.

También aseveró que lo dicho por el vocero de la fuerza «no modifica la carátula del expediente». «Una causa penal indaga sobre cuatro preguntas: ¿qué pasó, cómo pasó, cuándo pasó y dónde pasó?. Nosotros sabemos el dónde y el cuándo», agregó.

«Hay 44 familiares que necesitan que se les digan las cosas, y quieren saber la verdad», concluyó.

En tanto,

La esposa de Germán Suárez, sonarista del submarino, afirmó que los familiares de los tripulantes desaparecidos «están furiosos» por la confirmación de la explosión brindada oficialmente y responsabilizó del hecho a «los 15 años de abandono de la Armada».

María Itatí Leguizamón, esposa de Suárez, explicó que los familiares recibieron la información oficial en la base naval de Mar del Plata minutos antes de la conferencia que dio Balbi en Buenos Aires, y detalló que no dejaron terminar de leer el comunicado ya que «la gente se puso muy agresiva».

«Están furiosos. Empezaron a romper todo. No les dejaron de terminar de leer el comunicado», afirmó la esposa del tripulante.

Por su parte, el padre de unos de los submarinistas que, junto con su hijo, salió a toda velocidad en un auto de la base naval al grito de: «¡Los mataron, mataron a mi hijo!» .

«Se roban la plata los jefes, por eso. Son unos hijos de mil puta (sic), mataron a mi hermano porque los sacan con alambre a navegar, yo estuve en la Armada», dijo el hermano de uno de los navegantes que viajaba en el mismo auto.

En otro de los vehículos que salieron de la base viajaba una mujer que repitió las mismas consignas. «Nos mintieron, nos mintieron», dijo.

A su vez, una ambulancia se retiró de la base con la sirena encendida y otra unidad de emergencias llegó a la base minutos más tarde.

Al interior del predio naval, según dijo Leguizamón a Télam y a otros medios, se vivieron «situaciones de dolor y de locura» que incluyeron desmayos y descompensaciones.

«No nos dijeron que están muertos, pero es una suposición lógica. Nos acaban de decir que la explosión fue el miércoles a las 11 de la mañana, que ahí fue la explosión y el incendio, todo lo que fue y que el submarino se hundió a 3.000 metros», indicó.

«No dieron ninguna explicación, según ellos lo saben ahora, pero yo no puedo creer que recién lo sepan», dijo.

A su vez, resaltó que «mandaron una mierda a navegar», pero que «la culpa lo tienen lo 15 años de abandono de la Armada».

Leguizamón reconoció que su esposo le había dicho que los submarinistas » tuvieron inconvenientes en el 2014 para emerger, no me importa que se sepa todo».

«Yo me siento engañada, no sé si el resto. Nos tuvieron acá una semana», dijo.

Visiblemente enojada agregó: «Son unos desgraciados, son unos perversos que nos manipularon a nosotros, que sí sabían y que no nos dijeron nada».

Cerca de unos 40 familiares recibieron el parte oficial de la mañana en la base naval de Mar del Plata que fue leído por Gabriel González, contraalmirante de la Armada Argentina, jefe del comando submarino, según explicó Leguizamón.

«Aclararon que hubo una explosión a la 11 de la mañana. Dicen que recién la detectaron ahora, pero quién puede ser tan estúpido como para pensar eso».

Después de ella, una decena de familiares se retiraron de la base, sin hacer declaraciones a la prensa, pero con evidentes muestras de dolor y con lágrimas en sus ojos.

Mucho de ellos se retiraron escoltados por personal de infantería de Marina.

Algunos eligieron acercarse hasta los carteles colgados en el cerco perimetral de la base, donde hay fotografías de los marinos con su familia.

Entre lágrimas y abrazos, pidieron de respeto a la prensa que quisieron tomar sus testimonios.

«Por favor, déjenos tranquilos, no podemos hablar ahora», rogó la hija de Juan Celso Oscar Vallejos, quien salió a besar la foto de su padre, colgada en uno de los carteles a la entrada, antes de volver a ingresar a la base.

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