La organización de Karina Milei y Sebastián Pareja en Florencio Varela quedó envuelto en una fuerte polémica tras la denuncia de Alicia Beatriz Lescano, vecina de Carolina 2, trabajadora social y estudiante de Trabajo Social, quien aseguró haber sido estafada por La Libertad Avanza durante las últimas elecciones.
Lescano, que padece esclerodermia sistémica y requiere insulina para sostener su salud, contó que aceptó fiscalizar movida por la necesidad de sumar ingresos para cubrir sus tratamientos. Sin embargo, lo que vivió el domingo electoral fue, en sus palabras, “el peor día de mi vida”.
Según relató en diálogo con Alternativa Sur, a partir del mediodía nadie de la conducción respondió a sus llamados. “Mandaba los porcentajes de votantes y nadie contestaba. Tenía más de cien mensajes de fiscales pidiendo comida y yo rogando transferencias para comprar pan o yerba”, explicó.
La situación se tornó desesperante: Alicia asegura que tuvo que endeudarse para asistir a los fiscales bajo su cargo y hasta recibió reclamos en la puerta de su casa. “Me deben la comida de los fiscales. Esa noche me vinieron a golpear la puerta. No comieron en todo el día y me reclamaban a mí”, lamentó.
La mujer aseguró que solo recibió 40 mil pesos por escuela, cuando en otros casos se pagaban 80 mil a fiscales generales de confianza. Además, denunció que muchos voluntarios se fueron en la tarde al enterarse que no tendrían viáticos ni comida asegurada. “Ni yo ni mi marido pudimos votar, tampoco las chicas que fiscalizaron conmigo. Fue un infierno”, señaló.
El testimonio fue corroborado por Lorena, otra vecina y trabajadora social que acompañó la fiscalización. Ella describió una “desorganización fatal”: fiscales que llegaban a escuelas donde no estaban registrados, viandas en mal estado —“un sándwich con olor nauseabundo y hasta gusanos”, denunció— y pagos que recién se entregaron a la medianoche, en sobres incompletos.
Ambas coinciden en que la falta de organización y el abandono por parte de referentes locales de La Libertad Avanza, el partido polìtico de Javier Milei, terminó golpeando a los más vulnerables. “No nos estafaron a nosotros como responsables, sino a toda la gente que confió en un trabajo digno para poder subsistir”, sostuvo Alicia, visiblemente afectada.
Más allá de las aclaraciones partidarias que surgieron en redes sociales, la mujer asegura tener pruebas: mensajes de WhatsApp, registros de transferencias y testigos que confirman su versión. “Esto no es un complot contra nadie. Es real. Lo viví en carne propia. Y todavía sigo pidiendo plata para devolver lo que presté”, remarcó.
La denuncia encendió la alarma en Varela y dejó al descubierto el costado más precario de la política territorial: vecinos de barrios humildes que, por necesidad, aceptan fiscalizar con la promesa de un ingreso que muchas veces nunca llega.

