Miguel Hernán Santucho, sobrino de Mario Roberto Santucho, líder del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), declaró en el juicio unificado por delitos cometidos durante la última dictadura militar y, tras relatar su búsqueda por hallar a su hermano o hermana nacida en cautiverio en 1977, pidió la condena efectiva para los represores para evitar que mueran sin condena.
«Es muy importante este proceso de juzgamiento y condena de los responsables, quiero que sus condenas queden firmes antes que los responsables de nuestros padecimientos mueran y tengan la impunidad biológica que estamos tratando de evitar», dijo Miguel Hernán Santucho.
El hombre declaró hoy ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata que juzga a 17 represores, entre ellos, Miguel Etchecolatz, por los secuestros, torturas y crímenes cometidos en el Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno en Lanús.
«Tano» Santucho consideró «injusto que los responsables de estos crímenes «accedan a beneficios o a la libertad condicionada», además de «inaceptable, hasta que no aporten lo que saben no merecen acceder a ningún beneficio».
«Ellos (en alusión a los 17 represores) tienen las respuestas que estamos buscando, tengan en cuenta eso», reclamó.
Santucho (hijo de Cristina Navajas y de Julio César de Jesús Santucho, hermano de Mario Roberto Santucho, líder del Ejército Revolucionario del Pueblo) declaró hoy ante el TOF 1 sobre el secuestro de su madre, el 13 de julio de 1976 -junto a su cuñada Manuela Santucho y Alicia D´Ambra-, cuando estaba embarazada de dos meses de un bebé que dio a luz en cautiverio entre enero y febrero de 1977.
Las fuerzas represivas irrumpieron en el departamento porteño en el que estaban las tres mujeres, a quienes se llevaron cautivas, mientras dejaban allí a los dos hijos de Cristina: Camilo, de 3 años y Miguel, de apenas 9 meses.
La mujer, que permanece desaparecida, estuvo secuestrada en los centros clandestinos de detención Automotores Orletti, Proto Banco y el Pozo de Banfield.
El hombre relató la persecución, cautiverio y muerte que sufrieron los integrantes de la familia Santucho y cómo los represores «celebraron» el asesinato de Mario Roberto Santucho, ocurrido el 19 de julio de 1976, en los centros clandestinos de detención.
«El día después que mi tío Mario Robi Santucho es abatido en Villa Martelli, el 20 de julio de 1976 en el centro clandestino se hizo un festejo macabro, juntaron a los detenidos en el patio de Automotores Orletti, lo atan a mi tío Carlos a un arnés con una cadena y lo sumergen en un tanque de agua sucesivamente, frente a la mirada de los detenidos, y obligan a mi tía Manuela a leer la noticia del diario donde relataba el abatimiento de Mario», dijo Miguel, quien supo esto por varios sobrevivientes de ese centro clandestino.
Miguel contó la lucha de su abuela materna Nélida Gómez de Navajas para hallar a su hija y su nieto nacido en cautiverio, lucha en la que fue acompañada por Miguel, quien tras vivir en el exilio junto a su padre y hermano volvió al país en 1996 y comenzó a militar en Hijos.
«Mi abuela murió en 2012 y me delegó la búsqueda de mi hermano o hermana, búsqueda que continuaré toda mi vida», prometió.
Relató que en una oportunidad se acercó a Abuelas una joven que se pensó podía ser la bebé de Cristina nacida en cautiverio.
«Viví la expectativa, la felicidad contenida de esperar el resultado (de la prueba ADN), que finalmente dio negativo pero me mostró la felicidad que espero vivir cuando encuentre a mi hermano o hermana».
«Cada encuentro de un nieto o nieta apropiada me deja una sensación agridulce, me alegra y a la vez me deja un sabor amargo al saber que no era el mío, es una sensación de sana envidia», reconoció el hombre.
Durante esta audiencia también declaró Clara Fund, hermana de Juan Carlos Fund, quien trabajaba en la fábrica Faraday de Quilmes y tras ser secuestrado por fuerzas militares en octubre de 1976 estuvo cautivo en el Pozo de Quilmes y permanece desaparecido.
«Mi hermano era éste», dijo la mujer mostrando una foto de su hermano. «Tenía sueños, estudiaba de noche quería ser maestro mayor de obra y terminaron con sus sueños, con sus ganas. Mi hermano era uno hasta que se convirtió en 30 mil».
También declaró María Marta Coley, hija de Manuel Coley Robles, detenido desaparecido cuyos restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropólogos Forenses en el año 2009.