La preocupante situación de la educación en Argentina

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De más está decir que el nivel educativo en el país ha bajado estrepitosamente durante los últimos 30 años. Proyectos fallidos, políticas intermitentes y despreocupadas y un sistema que promueve cierta ‘banalización’ de lo cultural, son algunas de las respuestas que podemos encontrar ante la pregunta: ¿Por qué bajó tanto el nivel de nuestros estudiantes?

Lo cierto, es que las evaluaciones internacionales, nos dejan cada vez peor parados. Los planes de estudio, no avanzan, no se renuevan, y siguen siendo (en muchos casos), conjunciones de una vida pasada. Las tecnologías, no se adentran ni en la discusión teórica, ni en la práctica técnica; obviamente, causa presupuestaria e infraestructural.

El inicio del fin

El polimodal puede haber marcado un ‘momentum’ inicial y casi mortal, para la totalidad de nuestro sistema educativo. Sin dejar de lado, que la mayoría de nuestras Universidades Nacionales, cuentan con prestigio dentro del mercado de Latinoamérica, el problema era de base. Años sin materias de cálculo, terciarios inservibles, deambularon a millones de jóvenes sin nivel y preparación, a una finalización rápida de su funcionalidad académica.

Aún, refutado el plan ‘noventero’, las sombras, pistas y restos del programa, atosigan al país. Tanto así, que desde la pre pandemia, Argentina registró en números, estadísticas e investigaciones, su peor desempeño desde que existe como nación. Dentro de esos múltiples estudios, destaca la evaluación de la UNESCO. Hace unos años atrás, nuestros estudiantes solían superar al resto de los pares latinos, y hasta competían contra las grandes potencias. Hoy, marcan rendimientos muy por debajo del promedio.

En diversas materias, sobre las cuales se centraron las pruebas, muestran caídas de aprendizajes, lo que refleja el grado de nuestro sistema educativo, depositándolo por debajo de mercados que solían contar con rendimientos mucho más estériles, como el Caribe o Centroamérica. Esto no solo es noticia, sino que es alarmante. Un país que se solía distinguir en materias como Matemática, Lengua y Ciencias, desembocando más tarde en profesionales de lujo, cambió apoteósicamente su imagen y despliegue. Y lo más preocupante, es que es un proceso que arrastra muchos años de malas decisiones; solo que ahora, contamos con la mirada hostigadora del resto del mundo.

Nuestros chicos sufren déficits de atención y muestran problemas de concentración, fallan en álgebras básicas, no cuentan con técnicas de estudio pertinentes a su edad, no saben resumir,  ni siquiera con un resumidor automático – y el nivel gramatical y lingüístico de tanto escritura como lectura, bajó a un nivel casi inconcebible. Esto se ve potenciado claramente, por la pospandemia. Problemas con la paga a los maestros, deudas estructurales en la academia, e infraestructuras en los edificios escolares; sumado a la situación psicológica/mental frágil, en la que dejó el covid 19 y las cuarentenas a nuestros chicos.

Pero no hay que desesperar. No todo está perdido. Las caídas de los niveles educativos, se ven marcadas gráficamente, puramente relacionadas con las inversiones estatales del momento. Cuando el capital político cae, los rendimientos se desploman meses después. Hay que volver a apostar por la intervención estatal, con colaboración teórica y evolutiva de la academia, con la tecnología y la modernidad dándose la mano, creando una plataforma mucho más amigable para el estudiante y los profesores. Para finalizar, te invitamos a conocer más acerca de cómo resumir un texto aquí.

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