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Cómo fueron las tres horas de tensión en la toma de rehenes

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Fueron tres horas de extrema tensión en Florencio Varela. Mario Luis Cáceres (47) fue el protagonista de la toma de rehenes que mantuvo en vilo a la Justicia de la zona, que terminó con un insólito pedido.

Cáceres ingresó al edificio judicial de la Defensoría 24 de Florencio Varela unos diez minutos antes de las 12. Estaba enfurecido por una medida de exclusión del hogar por una denuncia de violencia de género. Portaba un enorme cuchillo de carnicero con el que amenazó y encerró a dos empleados del juzgado en una precaria oficina y amenazó con matarlos. Agustina Galuedet, de la mesa de entradas, fue la que se llevó la peor parte. Le pasaba el cuchillo por la cara, por el cuerpo y hasta llegó a cortarla cuando la amenazaba. El otro empleado, identificado como Sebastián Caballero también permaneció cautivo por no hubo saña con él.

En esas tres horas en las que las autoridades intentaron que Cáceres depusiera su actitud, el secuestrador no paró de hablar, de contar el conflicto con su mujer, y mamá de su nena de 3 años, que había terminado con la exclusión del hogar dispuesta por el Juzgado de Familia N°1 de Florencio Varela. También citó la Biblia.

En ese lapso, y mientras el fiscal de la UFI N°5 de Florencio Varela, Hernán Bustos Rivas, una defensora oficial y la Policía Bonaerense aguardaban la llegada de los tres negociadores del Grupo Halcón; Cáceres le echaba la culpa a la madre de su hija y quería volver a la casa.

El fin de la toma de rehenesEl fin de la toma de rehenes

Hablaba y hablaba, y no hacía exigencias. No era que decía que quería algo, y eso dificultaba la negociación. Se remontaba 10 a 20 años atrás, planteaba y echaba culpas, pero no se hacía cargo de nada ni había petición concreta”, confió a este medio el fiscal Bustos Rivas tras la liberación de los rehenes.

Fue en ese contexto que, según pudo saber Infosur, Cáceres les contó a los negociadores que le faltaba una bordeadora para cortar el pasto del terreno que del que lo habían excluido, y esa fue la puerta de entrada para el fin de la toma de rehenes.

“Le dijeron que le iban a conseguir una bordeadora, inlcuso la defensora le comentó que lo iba a acompañar hasta el terreno. Y así, como si nada, dejó cuchillo y dijo: ‘Vamos’”.

Así lo redujeron

Cáceres fue arrestado de inmediato.

En tanto, desde el Colegio de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires emitieron un comunicado donde enfatizaron “la necesidad de garantizar la seguridad de las personas que acuden o trabajan en las dependencias del Poder Judicial”. Y advirtieron:

“Los hechos de violencia contra personas y edificios se multiplican y agravan en todo el territorio provincial”.

Luego de que expresaron su “solidaridad con los/as funcionarios/as que vivieron el dificilísimo momento”, hicieron un llamado a las autoridades responsables de la seguridad para que se ponga “fin a la situación de exposición a la violencia en la que trabajan” en muchos ámbitos del Poder Judicial.

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