Cuando hace 33 años se creaba la Casa de Encuentros Cura Brochero, poco se conocía de aquel sacerdote que anduvo por la sierras haciendo caminos y visitando familias olvidadas. Fue el padre Gino Gardenal quien eligió el nombre con el respaldo del Obispo Jorge Novak para ese lugar que se transformó no solo en el centro de oración sino también en el lugar de encuentro de miles y miles de niños durante el verano en los llamados brocheritos.
Allí en Bosques la imagen de la fotografía original de Brochero impacta. ¿Qué lo diferencia de aquel que colgaron en la Plaza San Pedro el domingo? A la de Roma le falta el cigarrillo en la boca.
Quienes estudiaron la historia de Gabriel Brochero sostienen que el sacerdote era un “gran fumador”, además de utilizar un lenguaje bien popular. Y por si faltara poco para las trabas en su santificación que demoraron bastante era su fanatismo por el juego del truco.
Lo cierto es que el tapiz con la imagen del cura José Gabriel Brochero, que el domingo fue canonizado y se convirtió en el primer santo nacido y muerto en Argentina, y que colgó en el frente de la Basílica de San Pedro, mirando a las miles de personas que pasan a diario por la tradicional plaza vaticana, no tiene el cigarrillo en la boca.
Montado sobre su tradicional mula y mirando desde el perfil izquierdo, el tapiz de Brochero de cerca de dos metros por uno fue colgado en la madrugada del jueves para su exhibición antes de la canonización que presidió el papa Francisco el domingo desde las 10.15 de Roma (5.15 de Argentina).
Se trata de una imagen elegida por la Diócesis de Cruz del Eje, aseguró a Télam en Roma el postulador de la causa de la canonización del cura gaucho nacido en 1840 y fallecido en 1914, monseñor Santiago Olivera. Pero la original tenía el pucho en la boca.