Ya sea por la variedad de actividades para hacer durante todo el día, la variedad en hoteles o la facilidad de acceso, estos son los sitios argentinos donde es imposible pasarla mal. Si te falta conocer alguno, sentate en tu sillón y viajá con nosotros sin escalas.
Mar del Plata
La Costa Atlántica ofrece muchísimas playas y localidades dentro del partido de la Costa. Más allá de Pinamar, los bosques de Villa Gesell y la tranquilidad de Las Toninas, Mar del Plata es la playa más famosa de todas. Prácticamente se transformó en una religión para muchas familias que en temporada alta viajan a MDQ todos los años. Esta tradición pasa de generación en generación, especialmente por los mayores de 40 que de chicos iban con sus padres hacia Mar del Plata un destino que afloró en el ochenta de manera explosiva.
Mar del Plata es una megaciudad con mar. Todo lo que te puedas imaginar se puede encontrar en la ciudad: tiendas de ropa, de recuerdos (para los que llevan los típicos imanes a sus familiares), casas de comida rápida, una cartelera teatral nutrida con famosos, excursiones hacia otras playas como Mundo Marino, en San Clemente, boliches bailables y hasta un Casino. Además, Mar del Plata cuenta con una accesibilidad sin complicaciones, porque partiendo desde Buenos Aires se puede llegar por la Ruta 2 en alrededor de cuatro horas. Así, muchos la eligen para ir durante una escapada fugaz de fin de semana. Otra alternativa es la de ir en avión gracias al flamante Aeropuerto Internacional Astor Piazzolla, mientras que la opción de micros de larga distancia hacia la ciudad también es muy elegida, principalmente por la buena relación precio/calidad.
En cuanto a playas, Mar del Plata las tiene de todo tipo. Las muchedumbres van hacia la Bristol que en temporada alta y con la vista aérea de un dron parece un hormiguero. Los que prefieren playas menos concurridas tienen a Playa Grande como una alternativa al igual que todas las que se alejan del centro de la ciudad donde la afluencia baja considerablemente.
Bariloche
Más allá de ser el destino tradicional para los viajes de egresados tras terminar la secundaria, Bariloche poco a poco cautivó a los argentinos de igual manera que ya lo hacía con extranjeros. Ir de vacaciones a Bariloche se transformó en una opción de primera mano. Uno de los cambios fue el precio más económico en las vías de viaje gracias a los pasajes en micro a la ciudad y vuelos desde todos los aeropuertos del país.
Los paisajes de Bariloche son el atractivo principal de la ciudad que está rodeada por el Lago Nahuel Huapi, cerros gigantes y nevados en sus cimas, hoteles emplazados en lugares de ensueño y excursiones para todos los gustos. Ya sea tomar té o café con los mejores chocolates artesanales en el centro o escalas el Cerro Otto, esa es la diversidad de Bariloche. Muchos aprovechan los paseos en catamarán por el Nahuel Huapi y el Lago Gutiérrez para comprometerse con sus parejas y hasta ofrecer casamiento, por lo que la ciudad de Río Negro toma otra connotación. A orillas del Lago Gutiérrez hay playas para hacer picnic y conectarse con la naturaleza. A partir de la primavera la temperatura del agua empieza a ser tolerable por lo que muchos aprovechan para zambullirse.
El Cerro Catedral es el más icónico de Bariloche puesto que en la cima tiene uno de los complejos de esquí y snowboard más grandes de Latinoamérica. Además, sus aerosillas son una de las postales más recomendadas ya que se puede ver desde lo alto al Nahuel Huapi o el Lago Gutiérrez.
La cercanía con el Bolsón también es otro de los atractivos. Los amantes de la naturaleza alquilan una cabaña en el medio del bosque para luego ir a Bariloche en un auto alquilado o en los colectivos que conectan las diferentes localidades. En el Bolsón hay infinidad de rincones secretos para descubrir, aunque el Cajón del azul es uno de esos sitios donde hay una conexión real con la naturaleza. Se trata de un espejo de agua natural entre bosques y formaciones rocosas.