Bronca vecinal por la indiferencia ante el tremendo daño ambiental y el olor nauseabudo por el desborde cloacal que va a parar al arroyo.
A unos pocos kilómetros del centro de Florencio Varela, rodeado de enormes muros y unas zanjas pestilentes, se encuentra una verdadera pocilga de cemento. Popularmente se le conoce como la cárcel de Varela, a decir verdad, un complejo carcelario que cuenta con seis unidades penitenciarias, una alcaidía recién inaugurada y la obra de un hospital para los presos. Se llega por la Ruta 53 bien “al fondo”. En la escuela 8 hay que doblar a la izquierda y seguir unos kilómetros, pero se huele antes de llegar. En realidad, todo huele mal en la cárcel de Varela.
Todo el complejo carcelario huele, siempre, día y noche, a cloacas. Estuvimos en junio de este año recorriendo los alrededores alertados por los vecinos que ya no soportan la situación. Volvimos esta semana, con la ola de calor todo se potenció. Al máximo.
El olor es insoportable en los alrededores de la cárcel de Varela
En la zona rural de Florencio Varela los sentidos se agudizan. El sector comprende gran parte del cordón hortícola del sur del conurbano que integra también La Plata y Berazategui. En total se cree que abastece 2/3 del consumo de verduras y hortalizas del Área Metropolitana potenciada por la pandemia y el mercado de cercanía.
Atravesar los surcos de acelga o lechuga, caminar por invernáculos con tomates, no borra la huella del olor nauseabundo que emite la falta de una planta potabilizadora en el complejo carcelario que inunda el aire que los vecinos ya no soportan. Y todos son indiferentes.
Indiferentes a una verdadera cloaca a cielo abierto que se mete en todos lados. En las casas, en las comidas, en los campos, en los galpones.
Testimonios de los vecinos del barrio
Claudio vive en la zona desde que nació, a pocos metros del Complejo Carcelario de Florencio Varela, y es uno de los que se animó a denunciar la bomba de tiempo que significa los desagües cloacales a cielo abierto que van a parar derecho al arroyo Las Conchitas y atraviesa varios barrios varelenses y otros de Berazategui, convirtiéndose en una verdadera bomba de tiempo ambiental.
“No se puede estar, a la mañana y a la tarde el olor es insoportable”, dice Claudio mientras atiende las labores del campo y le da indicaciones a uno de los peones que está curando el limonero y la acelga. “Viene de la cárcel”, dice y señala un complejo de varias hectáreas que desde la gobernación de Eduardo Duhalde se estableció y no para de crecer.
Un recorrido con olor insoportable
El cronista de Infosur volvió a recorrer el perímetro del complejo carcelario donde hay seis cárceles totalmente superpobladas, una alcaidía recién inaugurada y está en obra el hospital penitenciario. A simple vista, se puede observar el impacto ambiental. La escena es deplorable. Una catarata de materia fecal que sale por una canaleta de desagote desde las cárceles y transitan unos 500 metros para meterse oronda en la naciente del “Arroyo Las Conchitas” para después atravesar varios barrios, una reserva natural y terminar en el Río de la Plata, muy lejos de la planta depuradora.
Esa catarata, a simple vista, que es eliminada no tiene tratamiento alguno de los establecimientos carcelarios y lo que parecería ser la planta depuradora está llena de tierra.
El Google Maps es preciso por la ruta de los desechos. Desde la Unidad Carcelaria sale una zanja de desagote que atraviesa el campo y desemboca en el arroyo. Ese fue el camino que siguió en junio pasado el cronista de Infosur cuando se encontró con un panorama desolador. Tres niños jugando en el cruce de las calles, a un lado de las aguas pestilentes y el olor nauseabundo. “Sí esto siempre es así, a veces me dan ganas de vomitar”, dice uno de los niños que ante la presencia de los extraños prefiere ir para su casa. Sus padres están trabajando la tierra y no pueden atendernos.
La denuncia que Claudio realizó en febrero del 2020 fue acompañada por el concejal Maximiliano Bondarenko, de Juntos por el Cambio, que se acercó a la zona para mostrar los argumentos de la presentación judicial. La causa que fue caratulada como de «Averiguación de ilícito», tiene intervención de la UFI N° 6 Descentralizada de Florencio Varela. Y está cajoneada.
Las denuncias cajoneadas por la Justicia
En este sentido, Bordarenko aseguró a Infosur “El agua es un recurso natural que se está desperdiciando. El Servicio Penitenciario Bonaerense lo único que hace es decantarla, romper la materia fecal, pero no la trata con químicos para potabilizar el agua”.
El problema de contaminación en Las Conchitas no es nuevo. “Esto pasó siempre, encima las canaletas están llenas de ratas”, expresó un vecino de la zona, que caminaba por los alrededores del complejo y empujaba un Renault 12 que se había quedado sin batería.
Infosur pudo saber de fuentes confiables que son por lo menos tres las causas en Florencio Varela que investiga la contaminación en el Arroyo Las Conchitas. Una que fue carátulada «Delito de acción pública, con intervención de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio nro 4 Descentralizada de Florencio Varela. En esta causa estaban sindicados las empresas, Industrial Varela y Curtiembre Hispano Argentina.
La otra en tanto, es una denuncia con intervención de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio 4 Descentralizada de Berazategui. En estas actuaciones están sindicados las empresas, Gibaut hnos., Acykro S.A, Praxair, Industrial Varela, Cooperativa de trabajo Galaxia, La Hispano, Síntesis Química, Procesos Metálicos, Siderar, Papelera Sein, Compañía de transportes ex Río de la Plata, y Parque Industrial Plátanos.
La última es la presentada por el vecino de nombre Claudio y amparada por el concejal Bondarenko en la que se encuentra sindicado el Complejo Penitenciario de Florencio Varela.
En enero del 2019, Julieta Rodríguez, vecina de Plátanos, se presentó en el Juzgado de Garantías N°7 de Berazategui, a cargo del Gustavo Alejandro Mora, donde inició una denuncia (PP-13-01-001131-19/31 – Fiscal Silvia Borrone) por la contaminación del arroyo «Las Conchitas» en donde desde un punto exacto ubicado en la calle 45 entre 149 y 150, desde una de tormenta, arrojaban desechos cloacales a cielo abierto y de manera de manera clandestina, según informó el portal Ahora Online.
Según el medio periodístico, en aquella oportunidad se hizo entrega de material de pruebas, sumadas a la de la colaboración de la Policía Ambiental y la Autoridad del Agua, que tras un análisis al arroyo confirmaron la presencia de “Escherichia Coli” (una bacteria que produce una poderosa toxina que daña el recubrimiento del intestino delgado, lo que puede causar diarrea con sangre, e infección), la justicia sólo avanzó con la clausura de dos empresas, pero la contaminación sigue a la vista de todos.