En la Unidad Carcelaria 31 del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), que está situada en Florencio Varela, se vivieron días de profunda emoción con la jubilación de Stella Maris Oviedo, una figura clave en el ámbito educativo. Con 31 años de dedicación, Stella Maris deja tras de sí una huella imborrable.
En un contexto inusual y lleno de desafíos, Stella Maris Oviedo, hasta hace poco la Directora de la Escuela Primaria en la Unidad Penitenciaria 31, se despidió con honores tras una extensa trayectoria de 31 años en el campo educativo.
Desde sus primeros pasos como maestra de grado hasta sus roles como secretaria y finalmente directora, Stella Maris demostró una dedicación incansable a la educación. No se limitó solo a los muros de la Unidad 31, sino que extendió su influencia a la Modalidad de Adultos, con 25 años en la EPJA N° 751, que abarca las Unidades 23, 31 y 54 del Complejo Carcelario de Florencio Varela.
Su liderazgo fue evidente desde el inicio de su gestión como director. Enfrentándose a la cruda realidad de la falta de espacios, Stella Maris no dudó en tomar decisiones audaces que permitieron el funcionamiento en tres turnos y la creación de varias dependencias esenciales: una dirección, seis aulas, una biblioteca, una sala de computación y un patio. para celebrar actos escolares, completos con su propio mástil.
Una maestra a todo terreno
Cuando la Unidad 54 abrió sus puertas en 2013, Stella Maris tomó la supervisión, enfrentándose a una población diversa de jóvenes, adultos y ancianos. Su habilidad para adaptarse a estos nuevos desafíos demuestra su dedicación inquebrantable a la educación inclusiva.
A lo largo de los años, la escuela llevó a cabo proyectos innovadores para responder a las necesidades de la comunidad educativa. Desde talleres de reciclado para combatir la acumulación de residuos, hasta la creación de juguetes y adornos a partir de botellas y tapas de plástico, Stella Maris fomentó la creatividad y la conciencia ambiental entre sus estudiantes.
Pero su impacto trascendió las aulas. La educación de los estudiantes fue enriquecida con talleres del RCP, el conmovedor relato de las experiencias de Ricardo Castro, un excombatiente de Malvinas, y proyectos de resignificación de los símbolos patrios. La colaboración con la escuela Nº 505 de Esteban Echeverría en el taller de braille demostró su compromiso con una educación inclusiva y accesible.
Una emotiva despedida a la maestra
En su conmovedora despedida, Stella Maris atribuyó sus logros a un liderazgo empático y a una escucha activa, así como al compromiso con la tarea educativa diaria. Reconoció el apoyo incondicional de Oscar Saravia, actual Secretario de Coordinación del Complejo Penitenciario, destacando su papel en la consolidación de acuerdos vitales para la Escuela Nº 751.
El legado de Stella Maris Oviedo en la Unidad 31 trasciende los muros de la institución, dejando una marca indeleble en la educación de quienes tuvieron el privilegio de conocerla. Su dedicación y liderazgo positivo en un contexto desafiante son un testimonio inspirador de la transformación que la educación puede lograr, incluso en los lugares menos esperados.