Sebastián Galleguillo -nadador oriundo de La Capilla en Florencio Varela- obtuvo un total de 5 medallas en el torneo que reunió a distintos exponentes del país en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo -CeNARD-, ubicado en el barrio de Núñez en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La historia del nadador que fue de la pileta casero a lo más alto del Open Nacional de Natación.
El joven de 20 años, a quien durante la pandemia sus padres le construyeron una pileta improvisada con lona en el patio de su casa, consiguió el primer puesto tanto en 50 como 100 metros pecho y -en las mismas distancias- en estilo libre, alcanzó el segundo lugar, al igual que en 200 metros combinados.
El atleta comentó con alegría sus logros en el último certamen: “Hacía varios meses que no competía ni me consagraba campeón. Fue una sensación muy linda ver que el sacrificio rindió sus frutos”.
Galleguillo aseguró que eligió este deporte a los 13 años por cuestiones de “salud y bienestar”, pero con el correr del tiempo convirtió “en pleno placer” sumergirse en el agua. Al mismo tiempo, resaltó el incesante apoyo de su mamá y su papá: “Siempre me impulsaron a aprovechar cada oportunidad porque esos serían momentos en los que viviría a full esta pasión. Fueron mis pilares”.
Acerca de sus objetivos, el deportista instalado en el CeNARD hace casi 3 meses tras ser merecedor de una beca enfatizó en “entrenar tiempo completo para llegar en condiciones óptimas a los nuevos desafíos”.
De la pileta casera a los más alto del deporte
Los Galleguillo forman parte de esa estirpe muy varelense: la adversidad no suele arrodillarlos, están acostumbrados a hacerles frente, saltar los obstáculos y seguir con la frente alta siempre adelante. Aunque muchas veces se empecine en creer lo contrario,los habitantes de Florencio Varela tienen esa característica inigualable.
Una cadena de grandes gestos permitió que Sebastián Galleguillo concrete un sueño que parecía imposible: tener su propia pileta. Sus padres la construyeron con mucho amor y esfuerzo en el barrio La Capilla, de Florencio Varela. Pero no es una pileta cualquiera: la construyeron a mano con maderas, chapas, nylon y una lona gigante. Y hasta armaron una caldera para calentar el agua.
“Después de 77 días de trabajos físicos necesitaba meterme en el agua. Lo único que quería era nadar, por más que esté fría”, le dijo Galleguillo al sitio Paradeportes. Sebastián, nadador sordo de 18 años, participó a comienzo de año del Campus organizado por la Confederación Argentina Deportiva de Sordos (CADES).
“Durante la cuarentena descansó e hizo artesanías. Pero un día nos dijo que quería nadar. Entonces nos propusimos armar una pileta”, relató Edmundo, el papá de Sebastián, un hombre habilidoso como pocos. Primero, eligieron el lugar: el fondo de la casa, donde el sol pega más fuerte. Luego, lo más complicado: armarla con escasos recursos económicos.
Entonces, manos a la obra. Con troncos de álamos, maderas atravesadas, chapas, nylon y portones viejos que consiguieron y acercaron los vecinos armaron la pileta que tiene 12,5 metros largo, 2 de ancho y uno de profundidad.
Otro tema fue el agua. Así fue que tras llenar la piscina con agua de bomba se fabricó una especie de caldera con una serpentina de caño de cobre de tres cuartos por 15 metros con entrada y salida de agua: entra fría y sale caliente.
También, cuando se conoció la historia, hubo otro acto bondadoso. Un grupo de atletas de triatlón le hicieron llegar dos trajes de baño de neoprene. Final feliz.
Sebastián Galleguillo nada desde que tiene 10 años, pero a los 13 dio el salto de calidad en el Polideportivo Municipal La Patriada de la mano de su entrenador, Guillermo Nobre. Así, entonces, llegaron las alegrías: campeón bonaerense en natación adaptada y en los Juegos Nacionales Evita. También participó en aguas abiertas en Chascomús en 500 y 700 metros, donde también quedó primero. Desde 2018 compite a nivel federado, siempre con muy buenos resultados.