Agotamiento intenso, falta de energía, ausencia de realización personal y muchos otros factores dan origen a un síndrome “burnout” potenciado por el Covid 19.
Por lo general suele decirse que cuando va finalizando el año los trabajadores llegan cansados, agotados, estresados en muchos casos y las fiestas, no en todos los casos pero sí en muchos, potencian esa situación con el aliciente que después llegan las vacaciones. Este año 2020 será claramente recordado por todo lo que sucedió. Situaciones altamente estresantes, tristes, preocupaciones por demás y una infinidad de hechos causados por la pandemia, que aún no finalizó, y que coloca al síndrome burnout (trabajador quemado) también como un protagonista del 2020.
¿Qué es el famoso síndrome “burnout”?
Lo que se conoce como el “burnout” o “estar quemado” es mucho más preocupante que lo que parece. En el período actual de cuarentena los problemas se agudizan: el home office para algunos, la soledad para otros, los jefes y su adaptación al no contar con los empleados bajo el mismo techo, los chicos encerrados, las tareas escolares, la comida, el uso del tapabocas, el miedo a contraer la enfermedad y el encierro, por solo nombrar algunos factores, se transformaron en un cóctel ideal para el “burnout”.
Diversos estudios confirman que este fenómeno afecta más a las mujeres que a los hombres. También son más susceptibles a padecerlo personas sin pareja o con poco apoyo familiar. Además, suele aparecer en los primeros años del desarrollo profesional de los trabajadores. Por ello, las estadísticas revelan que el porcentaje de empleados jóvenes con síndrome del trabajador quemado es mucho más elevado que en los mayores de 35 años.
Síntomas básicos de pacientes con burnout
- Agotamiento intenso, con una sensación enorme de falta de energía.
- Desapego por el trabajo y todo lo relacionado con el mismo.
- Baja o nula autoeficacia y sensación de ausencia de realización personal.
Todo esto se asocia, frecuentemente, con ansiedad, hostilidad, ira, depresión o tristeza. Además, se produce una alteración del comportamiento, abriendo paso a hábitos tóxicos.
“Es importante señalar que todos los inconvenientes e incertidumbres que tuvimos que atrvesar y que continúan sucediendo generan un caldo de cultivo muy especial para el burnout. Este es un síntoma que venía creciendo en Argentina y en el mundo y que claramente la pandemia agudizó”, explicó Alexandra Manera, Directora de Recursos Humanos del Grupo Adecco Argentina & Uruguay… “Los niveles de estrés y ansiedad se han disparado y es algo que nos ha pasado a todos. En cierta forma puede decirse que el COVID-19 ha tomado las riendas del mundo tal como lo conocíamos y nos ha desestabilizado un poco a todos”, agregó.
Algunos datos obtenidos por los distintos trabajos de Adecco Argentina realizados durante la pandemia:
El 47% de los argentinos admitíó tener algunos días buenos y otros malos durante el período de aislamiento y un 9% reconoció que el encierro se le hizo difícil de llevar. A eso se podría sumar un 36% que sentía un poco de temor por el futuro.
Al hablar de las preocupaciones de los argentinos: la salud (32%) y en casi igual medida la economía del país (30%) son las cuestiones que más les preocupan, y por supuesto que el tema laboral no se queda atrás (21%).
En ese marco, Adecco Argentina identificó algunas señales que pueden alertar si un trabajador padece este síndrome. Aunque no podemos eliminar la incertidumbre o la ansiedad, todos podemos tomar medidas para controlarlas mejor.
Carga de trabajo excesiva
Agotamiento. Está directamente relacionado con la sobrecarga de trabajo o por realizar las funciones incorrectas. El empleado termina con la sensación de no poseer las habilidades necesarias para desarrollarse profesionalmente.
Pérdida de control
La sensación de falta de satisfacción personal es otro de los aspectos clave. Suele asociarse a la problemática de intentar controlar todo el trabajo que debe realizarse.
Falta de reconocimiento
Los estudios globales reflejan que, de los trabajadores que renuncian a sus empleos, casi el 80% lo hacen por la falta de reconocimiento. De hecho, el 60% refleja que se siente más motivado por el reconocimiento que por la retribución económica.
La importancia de las comunidades
Otro aspecto muy importante que favorece o no el desarrollo del síndrome del trabajador quemado es si la persona prospera en la comunidad o es solitaria. En comunidad se comparten los elogios, el consuelo, la felicidad y el humor. Sin embargo, el trabajador independiente suele sentirse solo y es más propenso a los conflictos con los compañeros y la creación de un mal ambiente laboral.
Tipo de trato
Si el trabajador siente que es tratado injustamente, las probabilidades de padecer el síndrome del trabajador quemado aumentan. Con el trato injusto nos referimos a los prejuicios, el favoritismo e, incluso, el maltrato directo por parte de algún compañero.
Coincidencia de valores
Siempre que los valores empresariales no coincidan con los personales, existirá un problema de coexistencia. Uno debe intentar, dentro de lo posible, optar por aquellos trabajos que no entren en conflicto moral con sus creencias.
“En ese marco, el síndrome del trabajador quemado hace referencia a todos aquellos empleados que experimentan situaciones de estrés continuo en el ambiente laboral y que ahora también se podría extender al hogar. Esto les genera una gran desmotivación por el trabajo y los incapacita tanto laboral como socialmente”, finalizó Manera.