Alejandro Benítez y Diego Leiva
Dos oficiales de la Policía Bonaerense Local de Florencio Varela escucharon el pedido de auxilio en la radio del patrullero. Rápido, encendieron la sirena y fueron derecho a la calle Chimborazo 3090. Ni se imaginaron que ese sería el primer episodio en el que ayudarían a nacer a un bebé en una situación de emergencia, en casi 48 horas.
En aquel llamado de urgencia del lunes, Alejandro y Diego llegaron a la casa de la embarazada y su madre, en el barrio de Bosques, donde todavía esperaban que llegara la ambulancia. Lo primero que hicieron fue volver a pedirla, pero la asistencia no aparecía. «La chica empezó a gritar que tenía contracciones fuertes y que estaba saliendo el bebé”, dijo un testigo. Y Benítez y Leiva no lo dudaron y sacaron los guantes de látex. Ya no había tiempo para más. En la habitación de la casa se realizaron los preparativos y se produjo el nacimiento. “Es chancleta”, dijo alguien y los demás sonrieron. La niña nació bien y estaba en buen estado de salud. Junto a su madre fueron trasladadas al Hospital Mi Pueblo.
Pero lo que menos se imaginaban Benítez y Leiva es que en la guardia siguiente, apenas 48 horas del nacimiento anterior, les iba a tocar otra vez.
Esta vez ocurrió en una casa calle Chocón 2563, también de Bosques y a unas pocas cuadras del anterior. Benítez y Leiva fueron los primeros en llegar, con un móvil de la Bonaerense, a la casa de la mamá. Fue ellos quienes ayudaron a dar a luz a una bebé sana, y luego los trasladaron al centro de salud.