Crisis en el transporte público del sur del conurbano: empresa suspende servicios por falta de pagos y amenaza con extender el conflicto a otras líneas
Una vez más, el fantasma del transporte público vuelve a acechar a los vecinos de Florencio Varela. Desde las primeras horas de este viernes, miles de usuarios se encontraron con la cruda realidad de paradas llenas esperando: las líneas 148 y 502 de la empresa El Nuevo Halcón suspendieron sus servicios por tiempo indeterminado.
La medida, que entró en vigencia exactamente a las 00:00 horas, responde nuevamente al eterno problema que aqueja al sistema de transporte del sur del conurbano: la falta de pago de sueldos.
El drama cotidiano se repite
En los grupos de WhatsApp vecinales, los mensajes no tardaron en multiplicarse. «¿Alguien sabe hasta cuándo van a estar parados?», preguntaba María, empleada doméstica que debe trasladarse desde Paraná hasta Capital. La respuesta llegó acompañada de una sensación conocida: la incertidumbre del «hasta nuevo aviso».
La crisis podría profundizarse. Según información que maneja Infosur, las líneas 383 y 500 evalúan sumarse al paro por los mismos motivos, lo que convertiría una situación compleja en un verdadero caos para la movilidad de la zona.
Varela rehén del transporte
Para entender la magnitud del problema, basta con recorrer las paradas de la avenida Presidente Perón en la intersección con Monteagudo. Allí, vecinos con uniformes de trabajo, estudiantes con mochilas y adultos mayores con bastones comparten la misma expresión de desconcierto.
«Tendríamos que hacer algo, porque para la mayoría de nuestra gente es el único transporte. ¿Qué hacemos?», se preguntaba un usuario en el grupo «Bondis de Varela 2025», reflejando la impotencia colectiva ante una situación que se repite con frecuencia sistemática.
El resto del sistema resiste
Mientras El Nuevo Halcón paraliza dos de sus líneas más importantes, el resto de las empresas mantiene la normalidad en sus servicios. Sin embargo, la sobrecarga en líneas alternativas ya comienza a sentirse en las primeras horas de la mañana.
La situación vuelve a poner sobre la mesa la fragilidad del sistema de transporte público en el distrito, donde los vecinos quedan rehenes de conflictos que escapan a su control y afectan directamente su derecho a la movilidad.

