En un claro mensaje de disconformidad con las políticas actuales del gobierno de Javier Milei, la comunidad educativa, apoyada por organizaciones políticas, sociales y gremiales, protagonizó una masiva jornada de protesta en la Capital Federal que resonó en todos los rincones del país y tuvo destacada participación de vecinos de Florencio Varela, Quilmes y Berazategui. La Marcha Federal Universitaria, que comenzó en la Plaza de los Dos Congresos y culminó en la histórica Plaza de Mayo, no solo llenó las calles sino que también marcó un antes y un después en la lucha por la educación pública.
Imponente Marcha Nacional Universitaria
Desde las 15:30 horas, la multitud que desbordó las veredas demostró que las amenazas del gobierno de aplicar el protocolo anti piquetes eran insuficientes ante la magnitud de la convocatoria.
Piera Fernández De Piccoli, presidenta de la Federación Universitaria, leyó un documento respaldado por universidades de todo el país, describiendo un período crítico para la educación superior pública debido a los recortes en los gastos de funcionamiento, afectando desde las becas hasta los laboratorios.
El evento contó con la participación de figuras clave como Taty Almeida y Adolfo Pérez Esquivel, quienes apuntaron directamente contra el Presidente Milei, exigiendo una respuesta a las demandas educativas. La controversia se agudizó con la decisión del gobierno de cancelar el presupuesto asignado para 2023 a las universidades, que ahora enfrentan serias limitaciones debido a la inflación y la reducción del poder de compra.
La comunidad educativa dijo presente
La presencia de decanos, estudiantes, y políticos como Axel Kicillof y Sergio Massa, entre otros, resaltó la dimensión política de la protesta. Sin embargo, un aspecto destacado fue la masiva participación de personas sin afiliación directa a organizaciones, mostrando un apoyo generalizado hacia la educación pública.
Mientras el gobierno cortaba diálogos y rechazaba propuestas para resolver la situación, la comunidad educativa unida expresaba su firme rechazo a cualquier intento de desmantelar su autonomía y derechos adquiridos. Con una asistencia estimada en un millón de personas a nivel nacional, esta marcha no solo fue un acto de protesta, sino una clara señal de que la lucha por la educación pública en Argentina está más viva que nunca.