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La Cara y la Cruz: La nueva vida de Messi y del Barça

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Tras unos meses convulsos por su salida del club de toda la vida, Leo Messi se encuentra en un momento dulce. La integración en su nuevo equipo, el PSG es cada vez mejor y se encuentra arropado por su gran amigo Neymar Jr y por el ídolo francés Mbappé; además las cosas cada vez fluyen mejor con el entrenador, Mauricio Pochettino, y la afición parisina adora al astro argentino.

Pero lo que está haciendo sonreír más a Leo es su reciente hazaña de ganar la Copa América con la selección argentina. Además de su aportación vital al equipo, vimos detalles de su inmensa calidad frente a Uruguay, y los seguidores de la albiceleste han enloquecido, no sólo por lo conseguido, sino también por la generosa actitud que está mostrando Messi con los aficionados. Definitivamente, al de Rosario se le nota su felicidad y parece estar superando la decisión de tener que dejar su hogar en Barcelona, el equipo que tanto le ha dado y que lo vio convertirse en la mayor estrella mundial del fútbol. Su salida provocó sus lágrimas y las de muchos aficionados; unas lagrimas bien valiosas, las suyas, a tenor del valor económico que alcanzó el pañuelo que las contenía; incluso sus réplicas se han convertido en un nicho de negocio.

 El FC Barcelona, en cambio, extraña enormemente al astro argentino. El club se encuentra actualmente en plena crisis de resultados tras las sangrantes derrotas en sus últimos encuentros. Koeman ha sido ratificado como entrenador, pero esta decisión se atribuye mucho más a su elevado finiquito (se habla de 12 millones), lo cual es terrible para la situación financiera del Barça, que a la eventual confianza que se tenga en él. Tampoco el técnico es optimista de cara a mejorar en los próximos partidos, ya que considera que el cambio va a requerir tiempo.

Los precedentes y esta aura de pesimismo se refleja, no sólo en la actuación de los jugadores, sino también en las expectativas que tiene la afición; basta con dar un vistazo a la sección de La Liga de webs como Rivalry: para los próximos enfrentamientos, se le considera claramente favorito frente a un Valencia que viene de pobres resultados en sus cuatro últimos partidos, pero muestra un empate técnico ante un Madrid que no se encuentra, tampoco, en su mejor momento, con derrotas ante equipos modestos.

Precisamente un notorio ex jugador del Barcelona, Samuel Eto´o, ha hablado de lo que “El Clásico” Barça – Madrid puede representar: un revulsivo para los blaugranas si consiguen superar a su rival de toda la vida. El camerunés ha expresado su sufrimiento por la situación actual de su antiguo club, y piensa que la pérdida de Messi es de gran importancia para el equipo, pero le otorga la posibilidad de mejorar si se imponen a los blancos y consiguen la ansiada inyección de ánimo correspondiente; algo que les situaría de nuevo en la carrera por la Liga.

Sin embargo, a menos que se produzca dicho acontecimiento, los ánimos van a seguir mustios. El vacio que ha dejado el de Rosario, con su anotación de goles, la ayuda al equipo, la calidad y estilo de juego y su simple presencia, son difíciles de sustituir y agrandan el pesimismo. Koeman no parece encontrar la fórmula ganadora y los jugadores se impacientan, hasta el punto de que su fe en el técnico es limitada. Por si fuera poco, muchos aficionados tienen una visión ciertamente negativa de algunos jugadores: muchos veteranos como Piqué o Busquets, estrellas en tiempos anteriores y artífices de grandes títulos, tienen una ficha muy elevada hoy en día, y su aportación al equipo es bastante discreta. Por otro lado, algunos fueron reticentes a bajarse dicha ficha cuando de ello dependía retener a Messi; aunque finalmente lo hicieron, muchos afearon el gesto de esas “vacas sagradas”.  

Como decíamos, Messi se encuentra cada vez más adaptado al PSG y empiezan a funcionar como un equipo cohesionado, lo que le convierte en una gran amenaza para sus rivales en las competiciones europeas. El Barça, en cambio, tras su estrepitosa caída frente al Benfica, sólo piensa en seguir avanzando agónicamente. El morbo de un hipotético duelo entre PSG y FC Barcelona sería demasiado para los aficionados culés: ver a Leo jugando con otro equipo y marcando goles a su equipo de siempre o, incluso, provocando su eliminación, escocería de forma insoportable.  

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