Con la declaración de la viuda de Nahuel Zacarías continuó ayer el juicio que se sigue a Héctor Coronel, el imputado por el homicidio del joven quilmeño que murió luego que le arrojaran una piedra para robarle en el Acceso Sudeste en 2019 cuando regresaba de trabajar. «Quiero justicia», dijo la mujer entre sollozos, emocionada en su declaración ante el Tribunal Oral 1.
Además contó que recibió amenazas desde perfiles de facebook que dicen ser del imputado Coronel, aunque luego el propio encartado requirió declarar y dijo que «es víctima de una manipulación» para perjudicarlo de la madre de sus hijos a la que desde hace casi un año le quitó la tenencia y ahora los menores están a cargo de su madre, es decir la abuelo de los pequeños.
«No pudimos hacer el duelo en paz, quiero estar tranquila, no puedo vivir asi, el domingo es el día del padre y mi hija no tiene al suyo», precisó la mujer visiblemente emocionada y respondió a las preguntas de la fiscal María Attarian Mena, el particular damnificado, Osvaldo Fiorenza y el defensor particular, Roberto Bois.
Luego declaró un técnico en dibujo que llevó adelante un informe preliminar a requerimiento de la fiscalía sobre cotejo de imágenes del video en el que se ve el ataque a Zacarias y del imputado y dijo que el mismo fue «categóricamente positivo».
De la defensa
Agotada la prueba de la fiscalía, el defensor ofrecio sus testigos que fueron contestes, con más y menos precisiones, sobre que Coronel no fue el responsable del ataque a Zacarías sino un sujeto apodado «Toti» que se fue del barrio cuando acontecieron los hechos y que apareció nuevamente hace unos meses. Sin embargo a preguntas de la fiscalía ninguno pudo aportar porque no habían declarado antes en sede judicial la presunta ajenidad de Coronel a los cargos que se le endilgan. La última en brindar su testimonio fue la mamá de Coronel y luego se dictó un cuarto intermedio hasta mañana que serán los alegatos de las partes con los pedidos de pena.
Nahuel Zacarías volvía a su casa de trabajar por el Acceso Sudeste cuando se cruzó con un grupo de jóvenes que quemaba bolsas de basura para provocar humo y así emboscar a sus víctimas. Trató de evitarlos pero le tiraron cascotes para hacerlo caer y robarle la moto. Uno de los proyectiles impactó en su cabeza.
El joven de 23 años se desplomó herido sobre el asfalto, pero los delincuentes escaparon del lugar sin llevarse finalmente el vehículo por el que lo habían atacado. Después de agonizar dos días en el hospital Iriarte de Quilmes murió en septiembre de 2019 tras sufrir un paro cardiorrespiratorio, el tercero desde que sufrió el ataque.
Gentileza DataJudicial