Todos coinciden en un aspecto: “El Luigi es el que más le duró”. La referencia es a Luis “Luigi” Barbier, actual secretario de Obras Públicas, Servicios Públicos y Cooperativas Intergubernamental pero antes una especie de “consejero en las sombras” del intendente Julio Garro (Cambiemos).
Hombre de la ciudad bonaerense de Chivilcoy –ciudad cuyo referente principal es el ex ministro del Interior, Florencio Randazzo, a quien sigue considerando su jefe político- Barbier desembarcó en el municipio platense prácticamente por esos azares que tiene la vida: es vecino de Garro en el Country Grand Bell.
Comentan quienes conocen la relación entre ambos, que fue en ese lujoso barrio cerrado en donde comenzaron a tejer confianza mutua.
Mientras Garro realizaba su campaña electoral para acceder a la jefatura municipal en 2015, Barbier se desempeñaba como administrador del CEAMSE, la empresa mixta que manejan la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires para la gestión de los residuos sólidos urbanos.
Otro vecino “ilustre” del Grand Bell que también trabaja en el CEAMSE es el jefe de Barbier, Isidoro Bonicatto -sobrino del ex diputado provincial y ex Defensor del Pueblo bonaerense, Carlos Bonicatto-, quien pese a sus intentos no llegó a ser parte del grupo de confianza del intendente platense.
En rigor, Julio Garro también tiene su “Círculo Rojo”, que es un grupo de pocas personas de confianza para el manejo de la gestión y toma de decisiones. El espejo que se busca es el del propio presidente de la Nación, Mauricio Macri, quien cuenta con una mesa extremadamente chica a su alrededor cuando tiene que adoptar algunas medidas.
Antes de Barbier, formaron parte del mismo el ex diputado provincial y actual jefe de Gabinete en el ministerio de Justicia bonaerense, Fernando Rozas, otro vecino del Grand Bell.
Aparentemente, las diferencias en el modo de encarar la gestión por parte de Garro y las tensiones que muchas medidas adoptadas generaron, hicieron que Rozas pegara el portazo y, así, alejarse definitivamente del “Círculo Rojo”.
También, al comienzo del gobierno de Garro, otro hombre formó parte de ese exclusiva mesa de confianza: el secretario de Gobierno, Nelson Marino. “Fue el que menos duró”, dicen voceros de la Comuna.
En paralelo con Marino, estaba el presidente del Concejo Deliberante, Fernando Ponce. “Siempre funcionaron en sintonía, pero el que cambió con la llegada a un cargo importante fue Fernando y no Julio”, comentó un allegado a ambos protagonistas. Lo mismo habría sucedido con el senador por La Plata, Juan Pablo Allan.
Y si bien todos saben del afecto personal que se tienen, la Jefa de Gabinete, Natalia Vallejos, nunca logró ser consultada cuando llegaron los momentos de toma de decisiones importantes. “Es de suma confianza, por supuesto, pero Natalia está para recibir órdenes de Julio”, aclara un funcionario.
En definitiva, al comienzo de su gestión. Garro tenía a varias personas de confianza para comentar sus decisiones o para escuchar algún consejo. Eso se fue achicando al extremo.
Con el correr de los meses, muchos se fueron alejando y pocos se fueron acercando. “No sabemos si el Luigi espanta a quienes quieren acercarse al Círculo Rojo o Julio cree que con él sólo le alcanza”, comentó un funcionario comunal.