Después de que el agua empezara a bajar tras la inundación en el barrio Villa Luján de Florencio Varela que todavía se encuentra conmovido por la muerte de un vecino que se descompensó ese día con su bebé en brazos, la tarea voluntariosa de toda la comunidad educativa de la escuela 44 comienza a verse como el sol que aparece.
El sábado pasado los trabajadores de la Municipalidad de Florencio Varela fueron a colocar la alarma y refaccionar lo que unos vándalos habían roto unos días antes de la tremenda inundación.
Una vez más, como en la pandemia por coronavirus, la escuela permaneció abierta y solidaria. Al trabajo se sumaron todos, el Estado municipal, los docentes, los auxiliares, los padres, los alumnos, en fin, la comunidad educativa al servicio de la populosa y humilde barriada.
Hubo espacio para quienes necesitaban un abrigo, ropa, alimentos. Se repartió agua potable, pañales, entre otras necesidades básicas.
“Estamos muy agradecidos porque nuestros vecinos a quienes no les sobra, acercaron sus donaciones de ropa o alimento para la “olla solidaria”, al igual que cada uno de los que trajo su donación ayudándonos a entregar alrededor de 1900 viandas a las familias que se acercaron.
Gracias al Municipio de Florencio Varela que a través de Desarrollo Social trajo los colchones y agua potable. Al Movimiento Mayo, la fundación AyR, a nuestras autoridades educativas representadas a través de la Inspectora de Educación Primaria”, dijo una maestra para describir el enorme trabajo.
El barrio Luján es un asentamiento que pese a los esfuerzos municipales aún no cuentan con la estructura urbana elemental. Sin embargo, la mano solidaria siempre está presente y la escuela se transforma en el corazón.