La paz en Villa Hudson fue perturbada una vez más este fin de semana, cuando dos bandas rivales se enfrentaron en violentos tiroteos. El estallido de balas se convirtió en una triste rutina en este barrio de Florencio Varela, transformándolo en una peligrosa postal que recuerda a los problemas de drogas en la ciudad de Rosario.
Los incidentes ocurrieron el domingo pasado, con uno de los tiroteos desatándose en la esquina de Oliden y Marcos Sastre, mientras que el segundo se produjo a pocos metros de distancia. Los disparos fueron protagonizados por dos bandas, una liderada por MM y su amigo A., quienes, según los vecinos, portaban armas de calibre 9 y escopetas, y la otra liderada por un conocido traficante de la zona, apodado P., armado también con una granada y armas. de calibre 9.
Villa Hudson, tierra de nadie
Las imágenes capturan la barbarie desatada, con balas impactando en los hogares y amenazando con desatar una tragedia similar a la que ocurrió años atrás en el barrio San Rudecindo. Incluso los jugadores de fútbol del club local tuvieron que huir despavoridos ante el tiroteo en pleno partido.
Enfrentando el cerco del miedo, los vecinos de Villa Hudson decidieron tomar acción. El próximo sábado, están organizando una marcha desde el barrio hacia la comisaría número 4ta de Bosques, con el objetivo de reclamar justicia y seguridad tras los sucesos ocurridos el domingo pasado.
Sin embargo, detrás de la violencia y el narcotráfico, Villa Hudson fue un barrio que creció con esfuerzo y sacrificio. Lo que alguna vez fueron extensas casaquintas, adquiridas por los vecinos gracias al pago de cuotas y dedicación, ahora se convirtó en un lugar asediado por la inseguridad. Limitando con Amenábar, la Avenida Hudson, la Avenida Luján y el Arroyo Las Conchitas, fue definida por un informe de la Universidad Católica Argentina como una zona semirrural con asentamientos precarios, caracterizada por su alta vulnerabilidad.
Un barrio que quiere romper el miedo
Esta vulnerabilidad está directamente relacionada con el entorno en el que se encuentra Villa Hudson. El barrio se encuentra en una zona baja, inundable y cercana a basurales, depósitos de reciclaje y una tosquera llamada Scarpatto, que se convirtió en el escenario de la guerra entre traficantes que aterroriza a los residentes.
Los pobladores afirman que siempre hubo presencia de narcotráfico en el área, pero nunca antes en la magnitud actual. La crisis económica derivada de la pandemia agravó la situación, incrementando el consumo y la venta de drogas.
En Villa Hudson, conseguir droga se volvió más fácil que nunca. Todos conocen los puntos de venta y los involucrados en el narcomenudeo. Los «soldaditos» y consumidores caminan como zombies en busca de más droga, mientras afirman que la policía solo se presenta para cobrar sobornos.
La lucha por recuperar la paz y la seguridad en Villa Hudson continúa, y los vecinos esperan que sus reclamos sean escuchados y tengan un impacto duradero en la lucha contra el narcotráfico en el barrio.