Estos vehículos son muy populares entre los viajeros intrépidos que se animan a experiencias nuevas y emocionantes. No es lo mismo dormir a un costado de la ruta, en una estación de servicio, en campings o en parajes improvisados, que dormir en un hotel en el centro de la ciudad. Viajar así no es para cualquiera, pero una vez que se le agarra el gusto a poder estar cómodo adonde sea que vaya, nunca más querrá viajar de otra manera.
Si estuvo pensando en comprar una casa rodante, también llamadas motorhome, y no sabe bien qué aspectos debe tener en cuenta ni qué le conviene, le recomendaremos algunas consideraciones generales que le ayudarán a decidirse a dar ese gran paso de una vez por todas.
Seguramente la principal causa que lo desmotivó fue ver el precio de un motorhome nuevo, además de las pocas oportunidades de financiación que ofrecen algunas concesionarias y la cantidad de permisos y regulaciones que existen sobre este tipo de vehículos. Quizá pensó por esta razón en decantarse hacia las casillas rodantes usadas, pero existe una tercera opción que podría no haber tenido en cuenta: armar su propia casa rodante.
El inconveniente más molesto sería que el registro del automotor le permita la circulación a su vehículo armado. El trámite puede demorar un tiempo ya que se requiere la revisión de un experto y debe cumplir con las normas de seguridad vial más indispensables. Pero si construye su casa rodante con materiales de primera calidad y sigue al pie de la letra todas las regulaciones y las medidas estándar, no tendrá ningún problema.
Es cierto que puede ser mucho más sencillo comprarla directamente usada, lo único que debería tramitar sería la licencia de conducir especial que lo habilita para manejar vehículos de mediano y alto peso, hasta las 3, 5 toneladas cargado. También le puede dar confianza comprobar que su anterior dueño efectivamente viajó en ese vehículo y no tuvo ningún problema.
A menudo los vehículos usados requieren de refacciones y arreglos, quizá la solución final podría ser una combinación de las dos opciones. Si compra una casa rodante usada que ya se encuentre habilitada, podría realizar sus propias modificaciones, como la incorporación de un anafe o cocina a gas, sustitución del baño, modificación o expansión de la cabina y cambio de autopartes defectuosas. De lo único que debería tener cuidado sería no cambiar por completo el motor, ya que en ese caso sí se requeriría una nueva habilitación del registro del automotor y debería hacer el trámite de la PVP para verificar que el motor no sea robado ni se encuentre ya registrado.
Se estima que la vida útil de un motor de grandes dimensiones, con cilindradas que van desde los 3 litros, es de casi 500 000 km hasta 1 000 000 km. En este caso, podrá andar tranquilamente con el motor original mientras la cantidad de kilómetros recorridos ronde aproximadamente estas cifras. Con respecto al chasis y la cabina, su duración puede ser indefinida siempre y cuando se le realice el correcto mantenimiento. Si es de chapa, aluminio o acero inoxidable, bastará únicamente con recubrirla con una capa de pintura aislante de buena calidad que lo proteja del sol y la intemperie. Si en cambio es de fibra de vidrio y está recubierta por plástico, seguramente después de un tiempo se resquebrajará debido a la erosión del sol.
Sea cual fuere la decisión que tome, las casas rodantes son vehículos muy versátiles que permiten innumerables modificaciones y personalizaciones. Cada vez que viaje sentirá que lleva su casa a todas partes y podrá disfrutar de una comodidad inigualable.