Otro caso de abuso sexual y rapto que comenzó a través de una red social en Internet
El Topo Gigio como imagen de un perfil falso. La portada del Facebook con varias caras de adolescentes. Ese era el anzuelo con lo que un maldito pervertido tendía sus redes para cazar a víctimas indefensas y vulnerables. Así lo informó la policía a Infosur después de lograr detener al sujeto.
La historia de una adolescente de 14 años comenzó a tejerse hace unos seis meses, cuando este sujeto mayor de edad logró convencerla, después de varias conversaciones por chat, que se encuentren en persona en el centro de Berazategui, de dónde es oriunda.
Creyó que se iba a encontrar con un pibe de su misma edad y se encontró con las más tremendas de las pesadillas. Según los voceros, el supuesto pervertido la captó y la mantuvo cautiva durante tres días en la localidad de Dock Sud.
Los informantes señalaron que la adolescente logró escapar ante un descuido del captor. Las actuaciones policiales inician tras la denuncia de averiguación de paradero en favor de la joven víctima. Es así que en marco de las citadas actuaciones, personal de Cyber Crimen de la Jefatura Distrital de Berazategui, al mando del Comisario Inspector Juan Cardozo, logra establecer que el imputado de autos continuaba haciendo uso de un usuario de red social falso.
En ese contexto, los investigadores armaron un perfil falso, simulando ser una menor de edad, personal logra acordar un encuentro en calles 14 y Lisandro de la Torre de la Localidad de Berazategui, lugar donde se logra hacer efectiva su detención, poniéndolo bajo la intervención de la autoridad Judicial interviniente.
Según las fuentes judiciales consultadas por Cosecha Roja, el método de reclutamiento a través de las redes se repite: usan perfiles falsos y simulan ser chicos de la misma edad de sus víctimas. Primero les piden fotos inofensivas y después cuando se ganaron su confianza las obligan a posar en ropa interior o desnuda. Ante la negativa, responden con amenazas. Les dicen que van a hablar con sus compañeros de clase, a pegar sus fotos en la puerta de la escuela o a lastimar a su familia. Y no se quedan en palabras, si lo tienen que hacer lo hacen porque conocen datos precisos de su vida privada: la dirección de su casa y de la escuela, el trabajo sus padres y el nombre de las amigas.
Para la justicia, rastrear a los responsables se hace cuesta arriba. Facebook tarda meses en dar información privada de sus usuarios. La red social entrega ese tipo de datos únicamente a través de una orden judicial o cuando considera que hay riesgo de vida. Las organizaciones que acompañan a las familias indagan en otras hipótesis.
En este caso, la paciente investigación del Jefatura Distrital, pudo dar con el supuesto autor del rapto y su posterior detención.