Miguel Angel Arrascaeta, en mayo pasado, hubiera cumplido 60 años. Nacióen Florencio Varela, en la zona La Capilla y trabajaba el tambo con su familia. Participó de la guerra de Malvinas como soldado conscripto del Regimiento 7 de La Plata y ofrendó su vida en defensa de la Soberanía Nacional la noche del 11 al 12 de junio de 1982 en Monte Longdon. Unos días de antes de esa cruenta batalla, Miguel había cumplido apenas 20 años.
Sergio Ariel Robledo era uno de los 11 hermanos de la familia. Nació en Quilmes, pero a los 9 años se mudó a Florencio Varela. En su momento, era fanático del rock nacional. Era hincha de River y jugaba al básquet y practicaba natación.
Formaba parte de una familia evangélica y, según sus hermanos, se ponía intratable cuando estaba de mal humor. Era un apasionado de los perros, criaba ejemplares de la raza doberman. Antes de la guerra, cuando su padre perdió su trabajo, llegó a cartonear para poder llevar comida a la casa.
Fue uno de los últimos tres soldados argentinos que murieron en la guerra. Perdió la vida en la colina Sapper Hill. El escuadrón al que pertenecía no pudo enterarse del orden del cese al fuego y continuó batallando dos horas después del final de la guerra. Murió junto a Eleodoro Monzón y Roberto Leyes.
A Pedro Alberto Orozco, toda la familia lo llamaba Alberto o «Beto». Desde muy pequeño mantuvo una relación muy cercana con su hermano Adolfo, un año más grande. Compartían desde los gustos musicales hasta salir todos los fines de semana a diversos boliches de Florencio Varela.
En 1982, ambos fueron llamados para viajar a las Islas Malvinas. Adolfo, en su condición de cabo, lo hizo en la artillería antiaérea del aeropuerto, en el cabo San Felipe. Por su parte, Alberto lo hizo en Monte Longdon. El hermano mayor se enteró del arribo de «Beto» recién por un telegrama enviado por el padre de ambos.
Ambos hermanos no pudieron cruzarse en las Islas por cuestión de minutos. Cuando Adolfo lo fue a buscar a la llegada de un nuevo contingente, Alberto ya había partido hacia el monte. No volvieron a verse nunca más.
Después de numerosas versiones encontradas, Adolfo se enteró el 19 de junio de que su hermano murió durante un enfrentamiento terrestre con los británicos en el mismo Monte Longdon.
Ramón Solorzano, que hoy la de nombre a una de las escuelas de Florencio Varela, combatió en nuestras islas y se quedó allá “como raíz enterrada que algún día ha de brotar”, en el decir del poeta.
Los cuatro nombres son los héroes de Malvinas que cayeron en combate y que vivía en territorio varelense. Se suman a la triste lista de los caídos en la posguerra. Y, por supuesto, a los sobrevivientes que llevan en el alto el estandarte de la lucha.
A ellos se homenajeó horas atrás, cuando el intendente de Florencio Varela -Andrés Watson- presentó de manera oficial la obra en memoria de los varelenses que combatieron en el conflicto del Atlántico Sur, emplazada sobre Av. San Martín en su intersección con Castelli y 9 de Julio.
«Un momento sumamente conmovedor como tributo a ustedes que entregaron todo por nuestra Patria. Un homenaje a esa valentía que exhibieron al defender la soberanía nacional», enfatizó la máxima autoridad distrital.
El Intendente evocó a quienes fallecieron no sólo durante el episodio bélico sino en la posguerra. «Todos fueron honrados por los vecinos y las vecinas de nuestro distrito. Por ese motivo, la construcción de este lugar donde mantener vigente su legado», reveló.
El titular en el Ejecutivo local destacó la aprobación por unanimidad de la ordenanza para la edificación de las instalaciones en el Honorable Concejo Deliberante de Florencio Varela. «Ratificar que la causa Malvinas unió a toda la Argentina mediante estas determinaciones», aseveró.
En tanto, el presidente del Centro “Héroes de Malvinas” -Carlos Orsini- reconstruyó las distintas etapas que atravesó la organización, en articulación con la Comuna, para erigir el monumento. «Incontables charlas con una única misión: dar a conocer ante toda la ciudadanía que Florencio Varela tuvo en Sergio Robledo, Miguel Arrascaeta, Pedro Orozco y Ramón Solorzano cuatro héroes, junto a quienes perdieron la vida al regresar, pero también a todos los veteranos que sobrevivimos unidos», describió.
En ese contexto, remarcó el apoyo exhibido por el Intendente en la concreción del proyecto. «Un sitio para quienes nacimos aquí, pero también para aquellos que adoptaron esta ciudad como propia. Todos estuvimos en la guerra», sentenció sobre una distinción que «llegó al conmemorar cuarenta años de la Gesta». «Merecíamos un espacio así y lo conseguimos», afirmó.
Por último, el diputado nacional -Julio Pereyra- mandó una adhesión al acto donde valoró “el reconocimiento a aquellos jóvenes que lucharon en defensa de nuestro territorio”.
Financiada con fondos municipales, la intervención arquitectónica incluyó la instalación de 6 tótems trípticos, iluminados con reflectores LED, con los nombres de los soldados . Sobre la vereda, incorporaron una figura bajo relieve con representación de las Islas.
Estuvieron presentes el presidente del Honorable Concejo Deliberante, Gustavo Rearte; la titular en el Consejo Escolar, Claudia Allerbon; el jefe de Estación Policial, Ramón Rodríguez; el presidente de Bomberos Voluntarios, Sergio García, concejales, consejeros escolares, funcionarios municipales, representantes de fuerzas de seguridad del partido, Asociación Civil “Malvinas Soledad”, familiares de ex combatientes, autoridades educativas, responsables en entidades intermedias, entre otros.