Cómo es la “caja negra” de la policía con los vales de nafta y las horas extras

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El periodista y escritor Rodolfo Walsh hablaba en la década del 60 de que la secta de la picana y el gatillo fácil está integrada por los mismos que pueblan la hermandad de los dedos en la lata. Hacía referencia a la pilicía Bonaerense.

De ahí para acá, la policía de la provincia de Buenos Aires, siempre estuvo ligada al cruce de los límites con el juego clandestino, la droga y la delincuencia. Junto a ello, los enormes hechos de violencia institucional y gatillo fácil que pueblan los expedientes judiciales locales.

Sin ir más lejos, todavía duerme en los cajones de la fiscalía local de Darío Provisionato el caso de Francisco Cruz, un hombre de Ingeniero Allan con padecimientos mentales, cuya última vez que se lo vio con vida fue arriba de un patrullero. Cuando apareció muerto, ahogado en brea a contramano de su casa donde debería haberlo llevado la policía, la perito Virginia Creimer, dijo haber encontrado signos de “picana y tortura con electricidad”. El caso paradigmático es que los jefes policiales siguen siendo los mismos. Al igual que el secretario de seguridad municipal.

El crimen de Lautaro Morello (18) y la, por ahora, desaparición de Lucas Escalante (26) que tanto conmueve al país y a Florencio Varela, denudó una oscura trama de negocios de la policía convertidos en una verdadera “caja negra”.

En este caso son los vales de nafta que se utilizan para los patrulleros y que, según sospecha la Justicia, un cadete policial, hijo de un conocido comisario de Florencio Varela, vendía a precio módico generando un ingreso espurio de varios miles de pesos.

La investigación por el crimen tiene muchos enigmas sin resolver y las sospechas de sus familiares son cada vez más grandes: la principal sostiene que el joven, de 18 años y vecino de Florencio Varela, habría descubierto una actividad ilegal de parte de uno de los acusados y lo pagó con su vida. Mientras tanto, Lucas Escalante, su amigo, sigue sin aparecer.

El caso tiene, hasta el momento, dos detenidos: Cristian Centurión, cadete de la Policía Bonaerense e hijo de un comisario de la fuerza; y su primo, Maximiliano Centurión. Se los acusa de “homicidio doblemente agravado por alevosía y ensañamiento”, y en las últimas horas se conoció un video que muestra al primero de ellos comprando nafta en una estación de servicio cercana a la autopista en construcción donde fue hallado el cadáver de Lautaro.

“Ahora nos venimos a enterar de que hay un montón de cámaras, cuando (los investigadores) nos habían dicho lo contrario”, sugiere Noelia. “También hay una grabación -continúa- que muestra a Lauti bajando en una estación de servicio” cerca del domicilio de uno de los acusados.

Mariana Dongiovanni, fiscal de la causa, sospecha que detrás del asesinato de Lautaro y la desaparición de Lucas anida un posible negocio sucio con los vales de nafta que la Policía bonaerense recibe para cargar los tanques de los patrulleros. Aunque esta pista se encuentra bajo investigación, la familia Morello cree que la víctima “vio algo que no tenía que ver”.

“Mi sobrino estuvo en el lugar equivocado, pero no sabemos qué pasó y no entendemos por qué lo mataron”, sostiene Noelia.

“Es uno de los mejores negocios de la Policía”, cuenta una persona que pasó más de 20 años en la fuerza. “Es que varias empresas en las que se pide colaboración te ofrecen pagarte con combustible. Como una logística o una fábrica que hace un reparto importante”, agrega. A partir de esos acuerdos, los móviles llenan sus tanques en las empresas. El segundo paso es el acuerdo con dueños de estaciones de servicio. 

“En la Policía te dan tarjetas para que cargues combustible. Lo que haces es pasar la tarjeta y pedirles el efectivo. Ejemplo: te dan 7 mil pesos en mano y tarjeteás 10 mil pesos de combustible que nadie cargó”. El negocio también se estaría haciendo con particulares. La hermana de Lucas lo confirmó por redes sociales, cuando solicitó información sobre “la persona que le daba a Lucas vales de nafta”.

Cómo es el «curro» con los adicionales

Una semana antes de las desapariciones de los jóvenes de Florencio Varela Lautaro Morello (18) y Lucas Escalante (26) la comisaría quinta de La Capilla y la estación de servicios YPF del barrio La Fiat había sido allanada por presuntas irregularidades con las horas extras de la policía, una oscura trama de pasar gorra y recaudar dinero.

Se trata de la comisaría de la zona de La Capilla, donde apareció el auto incendiado de los jóvenes y en el límite de la jurisdicción donde fue encontrado el cuerpo que se dice pertenece a Lautaro. También la zona de los allanamientos en la casa del comisario donde vive uno de los detenidos.

La estación de servicio YPF allanada, en tanto, es dónde pasó el auto minutos antes y quedó registrado por las cámaras. También, quedó registrado, según las versiones policiales, cómo uno de los detenidos cargó nafta en un bidón, algo que no está permitido.

Esa YPF pertenece a quien provee combustible a la Policía Bonaerense de Florencio Varela pero en otra de sus estaciones, la que está en Zeballos.

Las horas Polad (Adicionales) siempre fueron una canaleta por donde se iba el dinero. Por eso, hace algunos años comenzaron a bancarizar los pagos lo cual podría dar una mayor transparencia. Sin embargo, la rosca siempre tiene una vuelta. Y, se investiga si en Florencio Varela está ocurriendo un caso que, de confirmarse, se transformaría en un verdadero escándalo. Aunque hasta ahora había sido guardado entre siete llaves, finalmente se pudo saber que investigan si hubo corrupción policial con las horas extras en dos comisarías de Florencio Varela.

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