Según el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires, el año pasado fue el peor desde 1991 para la industria inmobiliaria; esto quiere decir que las operaciones por alquileres y ventas, ya sea para uso particular o profesional fueron casi mínimas. Las razones están a la vista, las crisis económicas que se ha dado en los últimos años, fruto de la alta inflación, la poca actividad industrial y la recesión, han arrastrado a este mercado, tan dependiente de los ingresos generales de la población. Asimismo, números del mercado muestran que, la rentabilidad de los propietarios de casas y departamentos ha disminuido drásticamente y el negocio maneja márgenes mínimos. Son tiempos difíciles y de mucha sensibilidad por parte de los inquilinos o compradores, que seguramente cuidarán más que nunca sus inversiones. Por eso, es importante tener en mente algunos consejos básicos que ayudarán a que tu propiedad se destaque del resto de las opciones.
-El primer consejo de oro es prestar especial atención a la primera impresión que da el lugar. A pesar de ser una recomendación lógica, muchos la descuidan. Suele ocurrir irónicamente, que aún quienes destinan dinero a reformas en las propiedades, no prestan la misma atención a cuestiones como la limpieza final de obra, casi malogrando el esfuerzo realizado en la inversión.
-La pintura y la pulcritud de los ambientes es otro tip esencial. Pisos, ventanas y superficies deben brillar y también en lo posible, tener buen perfume, como una forma de estimular los sentidos y provocar en los potenciales clientes sensaciones positivas, conscientes o no, con respecto al espacio visitado.
-Relacionado con lo anterior, se encuentra otro consejo importante. No engañar al cliente. A veces se realizan cambios poco profundos, que al poco tiempo muestran su debilidad, esto es sin duda motivo de enojo para quienes contratan el lugar y una pésima carta de presentación para el futuro.
-Colocar detalles que sumen alegría y sensación de confort en el ambiente. Por ejemplo, dejar un ramo de flores en algún rincón o un adorno especial, como una fuente de agua, puede causar una impresión única en quien ingresa al lugar y resultar determinante en su elección final.
-Por último, dejar un plus para el cliente. Esto puede ser la disponibilidad de un calefactor, un aire acondicionado u otro artefacto, que puede ahorrar dinero al inquilino, un gasto pequeño que sin embargo puede hacer una gran diferencia a la hora de elegir entre diversas opciones.