Una pericia balística determinó que la pistola secuestrada a un sospechoso de la masacre de Florencio Varela, en la que fueron asesinadas a balazos dos adolescentes y otras dos resultaron heridas, no fue la usada en el ataque perpetrado hace diez días, y los pesquisas volvieron sobre la pista de un «tirador desequilibrado», informaron hoy fuentes policiales y judiciales.
Peritos de la Policía Científica bonaerense realizaron ayer el cotejo balístico entre los proyectiles y vainas secuestradas en la escena del crimen y las autopsias y una pistola marca Bersa calibre 9 milímetros que estaba secuestrada en la causa, y dio negativo.
Las fuentes explicaron que se trata del arma que le fue incautada a un sospechoso identificado como Maximiliano Adrián Mansilla (35), quien fue detenido el 13 de este mes, justamente porque tenía esta pistola con pedido de secuestro por robo en jurisdicción de la comisaría 7ma. de La Plata.
Los voceros explicaron que Mansilla continuará detenido pero por la «tenencia ilegal» del arma, ya que nunca fue imputado en la causa de las cuatro amigas atacadas a balazos
Lo que sí le confirmaron los peritos a las fiscales de la causa, Mariana Dongiovanni, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 de Florencio Varela, y María López, de la fiscalía de Violencia de Género de Quilmes, es que en la masacre fue utilizada una sola arma calibre 9 milímetros.
«Ya sabíamos por el análisis de los videos que había un solo tirador, pero ahora confirmamos además que disparó con una sola pistola», dijo una fuente policial.
Además, ayer se hicieron las ruedas de reconocimientos y los dos sospechosos del crimen no fueron reconocidos por ninguno de los tres testigos presenciales del ataque.
Se trata de Luis Esteban Weiman (36), el vigilador privado que se encuentra detenido por el doble homicidio, y de Adrián Abraham (31), quien no está acusado y sólo fue notificado de que lo investigan en relación a lo ocurrido.
De acuerdo a las fuentes, de dicha rueda participaron tres testigos presenciales, un remisero y otros dos jóvenes, quienes no identificaron ni a Weiman ni a Abraham como la persona que disparó contra las cuatro amigas.
La falta de pruebas que incriminen a todos estos sospechosos hizo que en las últimas horas los investigadores vuelvan a evaluar la hipótesis de un ataque criminal sin motivo cometido por algún tirador con problemas mentales, tal como se sospechó en las primeras horas del ataque.
«No descartamos que estemos ante un hecho sin explicación, un ataque de un enfermo mental que esté suelto y dispare porque sí en la calle, algo parecido a lo que pasó en 2006 con el ‘tirador serial de Belgrano», dijo un jefe policial.
La fuente hizo referencia al joven esquizofrénico declarado inimputable en dos juicios por una serie de ataques a balazos con una pistola Bersa Thunder calibre .380, en uno de los cuales asesinó al joven Alfredo Marcenac (18) en plena avenida Cabildo, del barrio porteño de Belgrano.
Según esta línea investigativa, este ataque en el partido de Florencio Varela podría ser el primero en el que el tirador se animó a matar, pero no el único en el que haya disparado sin motivo, por lo que la Policía y las fiscalías buscaban otros hechos aislados con personas u objetivos baleados que puedan tener algún tipo de similitud.
La masacre de Florencio Varela fue cometida cerca de las 6 del sábado 11 de febrero último, en avenida Senzabello y Los Andes de ese partido del sur del conurbano, cuando las cuatro amigas regresaban a pie de bailar en el boliche “Santa Diabla”, un local nocturno ubicado en las inmediaciones, y se encontraban en una parada de colectivos.
Allí, Denise Juárez (17) recibió nueve tiros y Sabrina Barrientos (16) cuatro, y ambas murieron en el lugar, mientras que Némesis (15) fue herida de tres balazos y Magalí (16) de dos, y ambas continuaban hoy internadas.
La pistola secuestrada no fue usada en la masacre de Varela y vuelven a la pista de un «tirador desequilibrado»
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