Florencio Varela | La basura sigue siendo uno de los temas más discutidos en la agenda local. En las calles, los reclamos se repiten: montículos de residuos, camiones que no pasan y esquinas convertidas en basurales. Pero esta vez la polémica no es solo por la suciedad, sino por el dinero que hay detrás.
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El Municipio lanzó un llamado a licitación para definir quién se quedará con la recolección de residuos durante los próximos cuatro años, por una cifra que ronda los casi 100 mil millones de pesos. El problema es que todo apunta a que la Cooperativa 31 de Mayo, actual prestataria del servicio, podría volver a quedarse con el contrato pese a las quejas vecinales por su desempeño.
La basura que se ve (y la que no se recolecta)
Los barrios de Ingeniero Allan, Villa Brown, El Parque y Hudson muestran todos la misma postal: bolsas rotas, colchones viejos, escombros y restos de poda sin retirar durante días.
En la avenida Perito Moreno, por ejemplo, los vecinos denuncian que el camión de la 31 de Mayo pasa una vez por semana o directamente no pasa.
“Llamamos al municipio, hacemos reclamos, nos dicen que van a venir y nada. Pasan los días y la basura sigue ahí”, relató a Infosur una vecina de Allan.
En el barrio Paraná, la situación se repite. Las familias agrupan los residuos en las esquinas y esperan que alguien los retire. Pero muchas veces los perros rompen las bolsas y el viento desparrama todo.
Mientras tanto, el municipio sigue pagando mensualmente el contrato completo, incluso por días o cuadras donde no se presta el servicio, según denuncian los propios vecinos.
¿Qué se discute ahora?
El nuevo contrato podría dividir el distrito en zonas, lo que permitiría distribuir la carga de trabajo entre varias empresas o cooperativas. Pero por ahora el pliego de licitación se trabaja bajo siete llaves.
La posibilidad de que la Cooperativa 31 de Mayo vuelva a quedarse con la concesión genera malestar en los vecinos, que reclaman mayor transparencia y control.
Florencio Varela merece calles limpias
A lo largo de los últimos años, la recolección de residuos fue uno de los puntos más cuestionados de la gestión local. Sin auditorías públicas ni penalizaciones claras, el servicio muestra deficiencias que afectan directamente la calidad de vida de los vecinos.
Casi 100 mil millones de pesos estarán en juego para los próximos cuatro años. Si no hay controles ni exigencias de cumplimiento, el riesgo es que —una vez más— el dinero se vaya literalmente a la basura.

