Una rutina de limpieza se convirtió en pesadilla para tres empleados del SAME en la base La Capilla de Florencio Varela. Lo que comenzó como una tarea cotidiana terminó con un cortocircuito, un incendio en las instalaciones eléctricas y tres trabajadores que padecieron una descarga eléctrica que los dejó literalmente «pegados» al alargue defectuoso.
El episodio, ocurrido durante la jornada de ayer, volvió a poner en evidencia las precarias condiciones de infraestructura que enfrentan diariamente quienes trabajan en el sistema de emergencias médicas del distrito en la base que está en el edificio contiguo al centro de salud de La Capilla.
El momento del horror
Según pudo reconstruir Infosur, los tres empleados se disponían a realizar la limpieza de la heladera cuando el sistema eléctrico colapsó. Las imágenes que acompañan esta crónica muestran el estado deplorable de las instalaciones: cables expuestos que atraviesan agujeros en las paredes, conexiones precarias y un tendido eléctrico que parece un laberinto improvisado.
«Se pusieron a limpiar la heladera y quedaron ‘pegados’ por el alargue», describió una fuente cercana al incidente, usando la expresión popular que define la terrible experiencia de recibir una descarga eléctrica prolongada que impide soltar el objeto electrificado.
El fuego como alarma
El cortocircuito no solo electrocutó a los trabajadores: las instalaciones eléctricas de la base se prendieron fuego, evidenciando el peligro latente que representa el estado de abandono de la infraestructura sanitaria en el lugar, un hecho increíblemente insólito.
Los tres afectados fueron inmediatamente asistidos en el UPA (Unidad de Pronta Atención) local, desde donde posteriormente fueron trasladados al Sanatorio Bernal para recibir atención especializada debido a la gravedad de las lesiones por electrocución.
AMRA levanta la voz
El sindicato médico AMRA no tardó en pronunciarse sobre el incidente, utilizándolo como ejemplo emblemático de las deficiencias estructurales que denuncian desde hace tiempo. La organización gremial exige mejoras urgentes en las condiciones de trabajo del SAME, señalando que episodios como este eran previsibles dado el estado de las instalaciones.
«No se puede trabajar en condiciones tan precarias», señalaron desde el sindicato, que ve en este incidente la confirmación de sus reclamos históricos.
Infraestructura al límite
Las fotografías del lugar revelan una realidad que trasciende este episodio puntual: cables que cuelgan del techo, conexiones artesanales, instalaciones que desafían toda norma de seguridad. La base La Capilla del SAME parece más un refugio improvisado que una instalación sanitaria de emergencias.
Este nuevo episodio se suma a la larga lista de deficiencias que enfrentan los trabajadores de la salud pública en Florencio Varela, donde la precariedad se naturalizó como parte del paisaje cotidiano del sistema sanitario local.
El precio de la desidia
Mientras los tres empleados se recuperan de las lesiones por la descarga eléctrica, la pregunta que flota en el ambiente es inevitable: ¿cuántos accidentes más harán falta para que se tomen medidas concretas?
El incidente en La Capilla no es solo la historia de tres trabajadores que «quedaron pegados» a un cable defectuoso. Es el reflejo de un sistema sanitario que funciona al límite, donde quienes dedican su vida a salvar otras vidas lo hacen poniendo en riesgo la propia.
AMRA ya anunció que mantendrá su reclamo por mejoras edilicias y de equipamiento, mientras los empleados del SAME siguen trabajando entre cables expuestos e instalaciones que son una bomba de tiempo.
La base La Capilla sigue funcionando, pero la pregunta que nadie quiere responder es por cuánto tiempo más se puede sostener la emergencia sanitaria sobre una infraestructura que, literalmente, se incendia.

