Julián Arakaki (49) pasa sus días en una de las cárceles del complejo carcelario de Florencio Varela. Fue condenado a cadena perpetua después de que se lo encontrara culpable de un crimen aberrante y que hiela la sangre: el asesinato de su propia hija ed tan solo ocho años ocurrido en el 2012.
Y su nombre volvió a tomar notoriedad este domingo cuando Infosur adelantó que se transformó en el primer preso con coronavirus en el país, una noticia que tuvo impacto internacional.
Por eso sus abogados se apresuraron a presentar un hábeas corpus, intentando modificar la situación del filicida. Este lunes la Justicia comunicó, sin embargo, que no haría lugar al pedido.
La jueza de Ejecución Penal 2 de San Isidro, Victoria Elías García Marañon, desestimó el planteo de la defensa por considerarlo “abstracto”. Antes de conocerse la decisión había alguna expectativa, puesto que el criterio en muchos casos es favorecer el paso a domiciliaria. Parece ser que el crimen de Arakaki resultó demasiado grave para que esa idea cuajara.