El último adiós a Lourdes Espíndola (25), la policía que fue asesinada de un balazo en el cuello en Ituzaingó, fue a puro llanto. El dolor invadió el multitudinario velatorio en Berazategui y los abrazos de familiares y compañeros de la Bonaerense de la víctima fueron postales repetidas.
Lourdes Espíndola vivía en Juan María Gutiérrez, partido de Berazategui, con Fernando Altamirano (34) y sus padres. Según su pareja, también policía de la Bonaerense, tardaban tres horas en viajar hasta Moreno, para trabajar en el Comando de Patrullas, ya que no tenían auto.
Lourdes era la única de los tres hijos de Juan Carlos Espíndola (54) y Adriana Silvana Jofre (46) que trabajaba en la mayor fuerza de seguridad del país. Tenía dos hermanos: una mujer de 21 años y un varón de 9. «Era muy laburadora», la recordó su papá.
La oficial, nacida el 17 de diciembre de 1992, había estudiado en la escuela «Juan Vuchetich» e ingresó a la Fuerza el 6 de junio de 2015. Prestaba servicio en el Comando de Patrullas de Moreno desde septiembre de ese año. En 2016 había sido parte del Operativo Sol en la Costa Atlántica.
«Teníamos sueños, queríamos comprar un terrenito para hacer un dúplex y no vivir toda la vida siendo policías. No quería esperar a terminar así, tengo hijos. Somos una familia, teníamos sueños, teníamos vocación de policía, amamos lo que hacemos. El policía de la provincia de Buenos Aires está todo el tiempo desprotegido», se quejó Fernando.
El padre de Lourdes, Juan Carlos, contó la vocación que tenía su hija por el uniforme. «Ella desde que estaba en el jardín decía que quería ser policía. Nunca se sacó eso de la cabeza», dijo. Y sostuvo que la mujer «estaba terminando su casa con mucho esfuerzo».
«Era el sueño de ella ser policía. Hay mucho riesgo para todos los que andamos en la calle. La Policía está expuesta. Mi nieto vive mucho con nosotros y a mí me echaron del trabajo el miércoles, después de 16 años», añadió el hombre.
Altamirano fue quien recibió el desesperado pedido de auxilio de Lourdes a través de un audio de WhatsApp segundos después de ser baleada en una parada de colectivos, adonde pretendía volver a su casa luego de hacer horas adicionales en un peaje de Ituzaingó, la única manera que tienen los integrantes de esta fuerza de seguridad de hacer una diferencia económica.
«De sueldo no cobramos nada, porque en su momento nos metimos en préstamos. Con lo único que nos solventamos es con las horas adicionales», describió la pareja de Lourdes, quien tuvo un cruce con el jefe de la Bonaerense, comisario general Fabián Perroni.»Mamita, no esperemos a que nos pase algo feo, vamos a un dúplex», le había dicho Fernando a su pareja hace unos días. El policía tiene dos hijos, fruto de una relación anterior. Lourdes era mamá de un varón de 6 años. Ese nene, Juan Ignacio, la esperaba para cenar el día que la atacaron para robarle. Nunca llegó.