Es lunes y la pregunta le entra por el oído y le golpea el corazón. “¿Seño, tiene un pedazo de pan?” La escena se registra en una escuela de Florencio Varela, ya no importa cuál porque se repite con una cotidianeidad que eriza la piel. Hay hambre de mesa vacía, de plato calentito que sacia. Hay hambre imperdonable.
“El lunes es el día más duro en las escuelas porque los chicos vienen sin comer nada el fin de semana”, explica Silvia Almazán, Secretaria Adjunta del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de la Provincia de Buenos Aires (SUTEBA). Y el drama no es patrimonio sólo de las escuelas varelenses.
La realidad no se puede esconder. En el Conurbano bonaerense el hambre de los niños golpea por encima de la media nacional, son el 14,5% de los niños, tres puntos y medio más que los chicos del resto del país (11%).
«La Provincia tiene los números más altos porque es donde vive más gente”, dijo Santiago López Medrano, ministro de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires. Sin palabras.
Cuatro de cada diez niñas, niños y adolescentes del conurbano se alimentan en los comedores. Por eso, la frase de Almazán describe como nadie la realidad. No hay comida en casa. Y la alimentación en comedores escolares y comunitarios se disparó en el último año. Y se multiplicó desde 2010: 17,4% al 40% en el tercer trimestre de 2018.
Dicen en el informe que los pibes del conurbano “presentan grandes desventajas en materia de seguridad alimentaria frente a sus pares del promedio nacional”. Casi el 8% no incorpora ningún nutriente esencial en sus comidas del día.
En casas donde no se pueden comprar alimentos el 44 % de los niños no tiene asistencia alimentaria. Son el 6,5 % del total de la infancia del conurbano. Si no van a la escuela, no comen. Y muchos no están escolarizados antes de los cinco años y en la adolescencia.
EN EMERGENCIA
Estos y otros números dramáticos forman parte de la argumentación del proyecto de ley que ingresó ayer a la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires presentado por todos los bloques de la oposición.
Allí, con la firma del diputado Julio Pereyra, entre otros, se requiere la declaración de la emergencia en territorio bonaerense y que se le solicite al gobierno nacional idéntica medida.
La propuesta incluye también que se realice un diagnóstico de la situación del hambre entre los chicos de 0 a 13 años con la participación de los municipios, a fin de elaborar medidas para apaciguar el duro trance por la que atraviesa gran parte de la población.
En ese contexto, a través de la sanción de la ley se propone impulsar la creación de nuevos comedores escolares y comunitarios, medida que se llevará adelante ante el solo pedido por carta de organizaciones vecinales.
La norma propicia también la correcta provisión de alimentos, leche y medicamentos a comedores y centros de salud, garantizando la calidad de los mismos. Por último, incentiva la creación del Consejo de Emergencia Alimentaria para el territorio bonaerense.
La duración de la norma, de sancionarse, tendrá una validez de 12 meses y podría ser prorrogado por otros período si así lo decide el Poder Ejecutivo bonaerense.