Tan aberrante como terrible. Sin lugar a dudas, uno de los casos más conmocionantes de la historia criminal local: el crimen de Priscila Leguiza Lafuente, una niña de siete años que murió a golpes propinados por su madre y la pareja. El hecho ocurrió hace 7 años, el 3 de enero del 2014, pero todavía sigue doliendo en el alma.
En el juicio, el testimonio de los peritos que entrevistaron a los hermanos de la nena pusieron los pelos de punta. Según la Justicia, a Priscila la prendieron fuego tras darse cuenta que la habían matado y luego arrojaron su cuerpo en un arroyo de Hudson en Berazategui. Otro testimonio fue aún más dramático, una profesional recordó que los pequeños decían «no olvidar el olor a quemado», en referencia al cuerpo de la niña.
Otro de los testimonios relevantes fue el de una psicóloga solicitado por la pareja de imputados horas después del hallazgo del cuerpo, la profesional fue tajante: «no había afectividad en la madre, no había emoción, no se la veía conmocionada por haber encontrado el cuerpo de su hija. A él se lo veía más vulnerable, más verborágico». En las conclusiones expresó que «está presente la falta de afecto de la madre en una familia que era disfuncional; habían expresado que la denuncia la hicieron después de 5 días de desaparecida».
Más adelante agregó que «esto nos llamo la atención como que habían realizado una búsqueda privada». En la misma línea todos los comparecientes complican cada vez más la situación procesal de Silvana Lafuente como de Pablo Verón Bisconti.
El caso de Priscila Lafuente conmocionó a la sociedad en 2014. La pequeña de 7 años, fue asesinada a golpes por su madre, quien junto al padrastro, Pablo Verón Bisconti, intentó deshacerse del cuerpo quemándolo en una parrilla. Sin embargo, al no poder cumplir ese cometido, la pareja puso el cadáver en un cochecito de bebé y lo llevó hacia el arroyo Las Conchillas, en Berazategui, donde finalmente lo arrojó.
Priscila vivía con Leguiza desde el año y medio y en el tiempo restante casi nunca vio a su madre, según relató el hombre, pero el 30 de octubre de 2013, camino a votar, Leguiza se encontró con Lafuente y su hija mayor.
Fue entonces cuando su exmujer le dijo que iba a buscar a la niña. Si bien él se opuso, la menor le pidió ir porque quería ver a sus hermanitos, entonces él aceptó pero con la condición de que volviera el lunes. Eso nunca sucedió; el final fue el peor. Los jueces del Tribunal Oral N° 5, Mónica Rodríguez, Juan Mata y Gustavo Farina condenaron a la pareja que sigue presa en un penal de la provincia de Buenos Aires.
